¿No os encantan las hortensias azules para decorar en las bodas? Hoy voy a hablaros de una boda de este pasado septiembre, en el que las hortensias de este color fueron protagonistas. Llegué a Zaragoza el día de antes de la boda de Vito y Manu y me fui directa al Gran Hotel. Allí estaban ya Jose y Wendy preparando parte de la decoración.
Me hizo mucha ilusión volver al Gran Hotel. Tengo un recuerdo muy entrañable de pequeña. Mis padres tenían amigos en Zaragoza y alguna vez nos habíamos alojado allí. La primera vez que fuimos, mi hermana y yo nos quedamos boquiabiertas al entrar en el gran salón para el desayuno. El buffet era increíble, el mejor que habíamos visto jamás. Había millones de cosas. Desde entonces, cuando viajábamos en familia siempre queríamos alojarnos en un “Gran Hotel”, fuéramos donde fuéramos. Y tengo que decir que nunca volvimos a un hotel con un desayuno tan impresionante.
Flashback aparte (ya me perdonaréis pero me hacía mucha ilusión explicarlo), vamos a hablar de la boda de Vito y Manu.
Esta boda creo que puede decirse que se caracterizó por tener un aire clásico pero con elementos originales en la decoración. Manu diseñó las invitaciones de la boda, y con esa gráfica y esos colores (azul marino y crema) seguimos trabajando el resto de la papelería (en algunas de las fotos podréis ver los menús y los números de mesa en marquitos blancos de Ikea). Los novios nos pidieron un sitting plan con tarjetas individuales. Encargamos unas tarjetas caligrafiadas a plumilla con el nombre de cada invitado y pegamos un botón azul a cada una, botones antiguos que habíamos comprado Wendy y yo en Barcelona; anda que no viajan nuestros materiales de decoración… Como soporte usamos nuestro baúl vintage, un must have de nuestras decoraciones, y la cinta que sujetaba las tarjetitas era azul marino con topos crema, los colores de la gráfica.
En las tarjetas de su grupo de amigos en lugar de botones había miniaturas de coches, fue un guiño de Manu a sus amigos. Nunca había visto a los invitados disfrutar tanto con un sitting!! Hacían cantidad de fotos, se avisaban unos a otros para que fuesen a verlo, y fue divertidísmo ver cómo cogían sus tarjetas y se las colocaban en la solapa de la americana los hombres y las mujeres en el vestido. No quedó ni una sola tarjeta colgada en el sitting plan! Casi se llevan hasta las de los novios de recuerdo…
La deco del salón me encantó. Es un salón majestuoso, de inspiración clásica, con grandes lámparas de araña y rodeado de puertas con espejos. Al abrirse las puertas del salón, lo primero que se veía era el bodegón que preparamos detrás de la mesa de los novios, con una bici antigua restaurada por Manu, una joya! Llenamos esa zona de paniculata y hortensias, unos banderines en tonos claritos, velas y la cestita de la bici preparada para salir a dar una vuelta por el campo. Parecía un cuento
Las mesas las decoramos con tarritos de cristal con hortensias azules, paniculata y boj que nos prepararon las chicas de Mayula Flores, y los acompañamos de velitas. La mesa de los novios incluía además algunas fotos de bicis vintage (Manu es muy fan de las bicis). Cuando los novios vieron por primera vez el salón… fue genial ver sus caras! Les encantó la deco! Para mí, ese momento fue uno de los más emocionantes de la boda.
Y Manu tuvo una idea buenísma: Consiguieron fotos de TODOS los invitados, buscamos unas cajitas azul marino que también decoramos con la cinta de topos y colocamos una cajita en cada mesa. Cuando los invitados se sentaban en la mesa y abrían las cajitas y encontraban sus fotos ahí no sabéis la gracia e ilusión que les hacía! Fue un trabajazo recopilar todas esas fotos, pero valió la pena, verdad, chicos?
Y después de la cena vino el photobooth! Todavía me río cuando lo recuerdo. Con una tela de rayas como las de las casetas de feria, bajo el lema “Flamenquízate, y olé” todos los invitados (hasta los más serios) se pusieron su disfraz y disfrutaron como enanos. No os podéis ni imaginar las risas de ese momento! Hicimos un libro de firmas personalizado con sellos en el que podían pegar las Polaroid que se hiciesen en el photobooth, qué exitazo!! Aquello era un ir y venir de invitados que se ponían los vestidos de flamenca, de torero, las monteras, los sombreros andaluces… Nunca dió tanto juego un atrezzo. Confesamos que los cuentis no pudimos resistirnos a posar (la última foto da prueba de ello), aunque más comedidos de lo que nos habría gustado, si es que nos tendríamos que haber vestido de flamencas, os imagináis?
Ya veis que en las #cuentibodas no hay nada escrito. Decoraciones clásicas y románticas, un photobooth desternillante, y una candybar inspirada en un hospital antiguo (porque los novios son personal médico), de la que no tenemos aún fotos. Otros detalles, como el vestido de Vito, de Jesús Peiró, el romántico ramo, también de Mayula Flores y otros detalles de la deco os los enseñaremos cuando tengamos las fotos oficiales, de Neima Pidal.
Y hasta aquí el relato de esta #cuentiboda que recordamos con mucho cariño. Vito y Manu están embarazados ya, en unos meses serán papás, les deseamos que sean MUY, MUY felices con su mini Manu. Un beso de todo el equipo, chicos!