Una boda entre viñedos

Anna Rosa y Jordi se casaron al día siguiente del décimo aniversario del inicio de su historia. Era una fecha complicada, porque coincidía con la final de la Copa del Rey, y ya sabéis que el fútbol tira mucho… y algún guiño futbolero que otro hubo en esta boda campestre, retratada con mucho cariño por Norma Grau.

Se casaron en una ermita propiedad de la familia, donde ya se habían celebrado las bodas de padres, tíos, abuelos… un sitio cargado de recuerdos familiares y de sentimientos, y el sitio donde Anna había imaginado que se casaría desde que era pequeña. Podéis imaginaros la emoción que sintió al caminar por el pasillo hacia Jordi, esta vez como novia, para dar el gran ¡sí quiero! Además, Anna Rosa se vistió en la masía familiar, de donde habían salido para casarse su madre y su abuela.

Tenían muy claro que querían que su día fuera una gran fiesta en la que todos sus seres queridos se sintieran partícipes. Por eso escogieron para celebrarla una masía en el Penedès, rodeada de viñas. La comida la sirvieron en forma de buffets (una idea que nos encanta y ya pusimos en práctica en esta boda), de forma que los invitados (¡y los novios)se levantaban a servirse y se sentaban donde querían, sin protocolos ni seating plan. ¡Me encanta la idea! De esta forma Anna Rosa y Jordi pudieron disfrutar al máximo de sus invitados y compartir con ellos su día de una forma más íntima.

Jordi y Anna Rosa se implicaron desde el primer momento en los preparativos de su boda, diseñando las invitaciones y preparando los regalos para los invitados, unas macetitas preciosas con plantas crasas que sorprendieron mucho a sus invitados.

¡Una boda que fue tal y como ellos querían, 100% Anna Rosa y Jordi!