Revista Diario

Una bonita mañana

Por Anaperezllinares

Una bonita mañana.
Esta mañana David y yo fuimos con con Mateo y sus papás a un parque de bolas. 
Esperando a que abrieran, dimos un paseo por la zona. Los peques corretearon y jugaron con las piedras que iban encontrando. Luego nos sentamos en una terraza a almorzar mientras Mateo y David jugaban en la acera con sus juguetes, entraban y salían del bar, se tumbaban en la acera llenándose de porquería. En fín, haciendo lo que hacen los niños cuando se les permite.
Luego hemos ido al parque de bolas, que ha resultado ser muy grande y con un motón de cosas que explorar. Además de las bolas, habían varias camas elásticas, toboganes, etc.
Mateo ya había ido anteriormente y ya controlaba el tema, pero para David ha sido todo un descubrimiento...no ha parado ni un momento!!!! 
El, cuando no conoce el espacio en el que se encuentra, o no se siente seguro para hacer algo, me busca y me lleva de la mano para que le acompañe y le ayude. Así que he ido con él para arriba y para abajo, ayudandole cuando me lo pedía, pero tratando de animarle a que probara a hacer cosas el solito.
Y para mi sorpresa, ha subido solo su primera escalera!!! no es una escalera al uso, sino de esas que hay en estos parques (parecida a la de la foto), pero por algo se empieza...
La verdad es que hemos disfrutado una barbaridad. 
Se me caía la baba cuando mi niño me miraba, riendo a carcajadas, incluso llorando de la risa, porque le golpeaba en la cama elástica para que saltara más alto, o viendo la cara de inmensa satisfacción que puso al llegar arriba de la escalera y el abrazote que me dio (yo subía detrás de él sujetandole del culete para darle más sensación de seguridad)
Y es que para una madre no hay nada mejor en el mundo que ver a su hijo disfrutar y ser feliz.
Además de pasarlo muy bien con Daniela, Manolo, Mateo y David, me he sentido orgullosa de mi misma, porque me he esforzado por dejar a David que jugara tranquilo, sin cogerle por si se caía o sin dejarle hacer esto o aquello. Cuando corría por la acera me preocupaba que se bajara a la calle, pero me he esforzado por dejarle, de la misma manera que cuando almorzabamos en la terraza le he dejado jugar a su rollo, vigilando pero sin interferir.
Para mi no es facil, así que cualquier pequeño paso hacia delante me hace sentir bien. Y es que aunque sea dificil se que es lo mejor para David.
Y yo, por David, soy capaz de hacer y de superar cualquier cosa.


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