Revista Literatura

Una botella de ron, II.

Por Ricardovidal @ahoraesmiturno
Una botella de ron, II.Casi un mes llevaba encerrado en la bodega, encadenado como una bestia, reponiéndose de la herida del hombro y alimentándose con las magras raciones que le suministraban, aunque se nutría abundantemente con el recuerdo de aquella joven.Casi un mes llevaba encerrada en su camarote, teniendo a San Pablo por única compañía, avivando el fugaz recuerdo de aquel hombre y rememorando su miedo al verlo herido.
Tigre era temido tanto por su fiereza como por su astucia. Tras tantos días encadenado había conseguido sobornar al marinero que le llevaba el asqueroso rancho que le daban prometiéndole un buen puñado de monedas de oro a cambio de su libertad.Una botella de ron, II.El marinero, al que sus camaradas llamaban Bicho, no tenía precisamente fama de ser un hombre de fiar, pero Tigre no tenía más opciones. Así que nuestro pirata, confiando en la fama propia y la avaricia ajena, se arriesgó. Nadie lo esperaba. Sólo la horca.Actuando ladinamente Bicho sirvió de enlace entre los desconocidos enamorados, y preparó para su fuga un bote avituallado para una semana de navegación.Fue, según me contaron, en una oscura noche cuando Tigre fue liberado de sus cadenas y sigilosamente conducido al pertrechado bote para iniciar un viaje con destino desconocido.Una botella de ron, II.Agazapado en el suelo y arropado por la noche esperaba intranquilo la llegada de su amada. Escuchaba atentamente, con la tensión de un animal perseguido. Pasos, oía pasos. Tres personas… quizá cuatro; no podía determinarlo con exactitud.No huiría sin ella. Se preparó mentalmente para una lucha que acabaría en los grilletes o en el fondo del Atlántico.Presto ya a saltar sobre sus enemigos…

Volver a la Portada de Logo Paperblog