Soy el segundo Duque de La Mitad. Hijo de un audaz pirata y una bella princesa. Me crie entre las garras de un león, tuve por ayos una liebre y una tortuga y bebí de la botella de la sabiduría. Poseo la fortaleza de mi padre y la perspicacia de mi madre. No temo a hombres ni a bestias; no temo a dioses ni a demonios. Sólo tiemblo ante la presencia de mi dueña, Doña Alba de Pizarro.Esta fue la historia de mis queridos progenitores, plagada de acontecimientos fantásticos e inverosímiles. Ambos descansan desde hace años entre dos árboles en una isla perdida en el Atlántico compartiendo tierra y raíces con sus viejos y leales amigos San Pablo, Lenta Victoria y Derrota Veloz.
Por mi parte, cada noche me siento frente a la chimenea y bebo un sorbo de ron que me bendice con la espiritual compañía de todos ellos.
