Lucia agachó la mirada como cada día antes de salir de su casa. Realmente no tenía ninguna gana de mostrarse al mundo ni formar parte de él.
Se dirigía a su rincón de aquella cafetería del barrio donde tomaba un té bien calentito escondida tras cualquier novela romántica… por lo menos podía vivir mediante las protagonistas de esas historias una vida amorosa plena y romántica. Reconocía haber tirado la toalla pero ya no le importaba.
Frente a ella y en la zona de más luz, se sentaba también a diario la chica perfecta. Su vida parecía ser tan fácil y feliz… todo el mundo la observaba boquiabierto mientras echaba las ondas rubias de su pelo suavemente hacia un lado, para asegurarse de que quedaba a la vista ese sensual cuello que parecía estar ofreciendo al mismísimo Conde Dracula. Hasta a ella le apetecía morderlo. En el fondo agradecía que fuese el centro de atención porque eso le hacía estar más tranquila. No le gustaba sentirse observada, así que volvió a enterrar su cara en el libro para meterse de nuevo en su mundo de fantasías, por lo menos allí el amor no dolía tanto.
Pasados unos momentos escuchó una voz tímida que parecía venir de la mesa de al lado, y presto atención a aquellas palabras sin llegar a desconectar de lo suyo.
– «Hola soy Marcos, llevo varias semanas observandote»
– Ya ha ligado la rubia – pensó.
– He intentado acercarme a ti varias veces pero no he tenido el valor (continuaba), pero tengo miedo de que pueda ser la última vez que coincidamos y no soportaría perderte de vista sin saber por lo menos donde poder encontrarte. Me encantas, eres preciosa.
Lucia resopló y pensó para si:
– Vaya chico que original… le habrán soltado ese discurso mil veces así que no creo que te tome muy enserio.
– Perdona que insista pero te voy a dejar mi teléfono y me encantaría que me llamaras algún día, sé que es una locura pero no puedo obviar esto que siento. Por favor llámame algún día.
Lucia no podía más con su curiosidad. Queria ver la respuesta de aquella mujer. ¿Le dirá que si? ¿Lo mandará a paseo? Y levanto poco a poco su ojo por encima del libro para contemplar esa escena que en el fondo le parecía tan bonita.
Al levantar la mirada vio una mano que se acercaba a su cara con un papelito en la mano.
– Prometeme que me llamarás…
Siguió avanzando la vista por esa mano y llegó a los ojos verdes más bonitos que había visto nunca.
– ¿ Es a mi?- balbuceó.
– ¿ A quién si no? – respondió él.
Hubo una conexión tan fuerte e inmediata que creía estar inmersa en uno de sus libros… no podía ser verdad… sin ser muy consciente de lo que hacía alzó su mano, cogió el teléfono y respondió… «por supuesto que si «.
Aunque tu creas que eres invisible para el mundo, que no le importas a nadie, que siempre hay alguien mejor que tú, recuerda que no es una realidad, solo es tu miedo y tu inseguridad los que te mandan ese mensaje. Tu brillas con luz propia, no lo olvides nunca.
*( por supuesto Lucia y Marcos tuvieron una relación de amor romántica y apasionada, y siguieron siendo felices el resto de sus días
).