A lo largo de nuestra historia como consultora, hemos tenido el privilegio de analizar todo tipo de compañías. Y nunca ha dejado de sorprenderme que, cuando llego a una de estas empresas con motivo de una cita, inmediatamente noto si tienen o no una cultura organizacional sólida, porque es algo muy perceptible.
Se trata de un concepto mucho más fácil de sentir que de describir, pues la cultura organizacional se conforma de situaciones propias que se viven y se perciben. Son dinámicas y conductas únicas e irrepetibles que se forman en el día a día.
Cuando en The Top Companies hablamos de cultura organizacional, nos referimos a los valores que tiene cada una de las compañías. Unos principios que ejecutan los colaboradores y que forman su comportamiento diario, convirtiéndose en hábitos, en conductas esperadas de los perfiles contratados.
Cuando el área de Recursos Humanos es estratégica dentro de una empresa, entonces encontramos que cada uno de los colaboradores ha sido seleccionado y reclutado cuidadosamente basándose en determinadas pruebas que evalúan su afinidad a los valores, políticas, prácticas y programas de la firma.
Hace más de 15 años, el reclutamiento y la selección no eran estratégicos, no se vinculaban de manera directa a la productividad y, por ende, a la rentabilidad en una relación de ganar-ganar entre compañía y colaborador.
Hoy por hoy, los márgenes de error de las empresas con una cultura organizacional fortalecida son menores, porque no sólo se enfocan en los conocimientos técnicos o habilidades duras, sino también en las habilidades blandas, que son igualmente importantes para el buen desempeño.
Podríamos contratar al mejor ingeniero en procesos, alguien que dominase todas las cuestiones técnicas, pero ¿de qué nos valdría tenerlo como líder de un equipo si carece de capacidades de comunicación efectiva y constructiva, si no da soluciones a los problemas, si no entiende las necesidades de las áreas a las que prestará servicio, si no desea delegar ni trabajar en equipo y si tampoco motiva a su gente para lograr los objetivos para los que fue contratado?
En The Top Companies estamos convencidos de que hay culturas empresariales a las que nos adaptamos o no. Pero no existen las transformaciones culturales. Tendríamos que deshacernos de quienes fundaron la empresa, cambiar sus valores y remplazar a todas las personas que trabajan ahí para poder transformar la cultura.
La cultura organizacional no se forma de un día para otro. Es la suma de todos los seres humanos que han pasado por ella, que han establecido la manera de vivir sus valores y la forma de lograr su misión.
Las empresas con una cultura organizacional más fortalecida son aquellas que más han desarrollado las habilidades blandas, gracias a las cuales han logrado la permanencia y la trascendencia más allá de las fronteras y de las épocas.
Justamente, el interés por reforzar la cultura organizacional reside en esto: cuanto más adaptado a ella está un colaborador, más productivo será, ya que encontrará la realización profesional en su quehacer diario.
Esta tendencia internacional de las compañías por medir la adaptación de los colaboradores a su cultura no es gratuita, sino que está estrechamente vinculada a la rentabilidad del negocio. Todo ello, por supuesto, fincado en una relación de ganar-ganar.
*Laila Chartuni es fundadora y CEO de The Top Companies, consultora mexicana especializada en la medición de cultura y clima organizacional.