El colesterol es una sustancia grasa natural necesaria para el organismo, que se halla presente en todas las células del cuerpo. Unas cifras elevadas en sangre, sin embargo, son perjudiciales para la salud, por lo que su control resulta crucial para evitar complicaciones y enfermedades cardiovasculares.
Gran parte del colesterol de nuestro organismo se genera en el hígado, aunque también se origina a través de la alimentación. En cuanto a sus funciones, participa en la formación del ácido biliar, tiene una intervención decisiva en la creación de hormonas sexuales y tiroideas, además de transformarse en vitamina D gracias a la acción del sol.
Colesterol bueno y colesterol malo
Existen dos tipos de colesterol. Pero, ¿qué les diferencia?. La sangre es la encargada de transportar el colesterol desde el hígado hasta los órganos que lo necesitan. En dicha labor juegan un papel fundamental dos tipos de lipoproteínas:
- Las lipoproteínas de baja densidad (LDL) se encargan del transporte del colesterol, recién producido en el hígado, hasta los distintos órganos.
- Las lipoproteínas de alta densidad (HDL), por su parte, realizan la operación de recogida. Devuelven al hígado el colesterol no empleado, para su almacenamiento o expulsión a través de la bilis.
El colesterol, al unirse a las lipoproteínas LDL, termina depositándose en las paredes de venas y arterias, formando la placa de ateroma (colesterol malo).
La hipercolesterolemia se produce cuando las células se muestran impotentes para absorber el colesterol existente en la sangre. Es entonces cuando los restos del mismo se acumulan en las paredes de los vasos sanguíneos, contribuyendo a estenosar, de manera progresiva, venas y arterias.
Los niveles normales de colesterol total en sangre son los que se hallan por debajo de 200 mg/dl.
Cómo bajar el colesterol
La prevención, como en casi todas las enfermedades, juega un papel de vital importancia. Llevar una alimentación equilibrada (libre de grasas saturadas) y hacer algo de ejercicio diario son las dos reglas de oro para evitar un incremento del colesterol y bajarlo en caso de ser necesario.
Si la dieta para reducir el colesterol y el ejercicio físico no procuran resultados satisfactorios, será preciso recurrir a los medicamentos (cuando así lo estime el médico). Estatinas, fitosteroles, fibratos, resinas, niacina o ezetimiba son algunos de los fármacos más empleados.
Productos naturales para reducir el colesterol
Si te preguntas cómo tratar el colesterol con productos totalmente naturales, debes saber que la Harvard Medical School (la prestigiosa Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard) confeccionó, hace unos años, un listado con los 10 alimentos más eficaces para reducir el colesterol.
Las berenjenas, frutos secos, okra, aceites vegetales, manzanas, uvas, cítricos, pescados grasos, soja, productos enriquecidos con esteroles o estanoles, suplementos de fibra, la avena o la cebada se encuentran en la lista antes reseñada. Pero, ¿cómo consumir cada uno de ellos?.
La avena, por ejemplo, puede tomarse con frutas, leche o yogur. La cebada es un digno sustituto del arroz. Algunas posibilidades culinarias con cebada son: menestra con cebada, ensalada de cebada, sopa de lentejas y cebada etc. Las legumbres suelen ingerirse en cremas, humus, sopas, ensaladas etc. La okra es una hortaliza desconocida en nuestro país, que se come cruda, cocida o deshidratada. Por último, los pescados azules (sardinas, anchoas, atún, boquerones, salmón…) ofrecen un sinfín de posibilidades gastronómicas.
El colesterol elevado entraña innumerables problemas para nuestra salud. Resulta de vital importancia concienciarse al respecto, llevar una alimentación más saludable y decidirse a realizar algo de ejercicio diario. El control médico también es trascendental. Hacerse chequeos puntuales de los niveles es básico, si deseamos prevenir infartos, ictus y otras patologías cardiovasculares.