Revista En Femenino

Una cadena de favores

Publicado el 21 enero 2013 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
Lo vi hace unos días en una película. Un profesor plantea a sus alumnos que piensen de qué manera podrían contribuir a hacer un mundo mejor. Uno de ellos, el protagonista, propone una cadena de favores, o lo que es lo mismo, ayudar a tres personas que a su vez ayuden a otras tres y así sucesivamente hasta conseguir crear una gran cadena de amor y solidaridad hacia el prójimo.
Hoy sin querer comencé mi pequeńa cadena de favores, aunque sin que los protagonistas tengan conocimiento ni sepan siquiera de su existencia. Fue por azar, por esos caprichos del destino, que te coloca en el lugar adecuado en el momento preciso, y confabula para que un día como el de hoy se convirtiera sin pensarlo siquiera en un día de solidaridad, un día para respirar hondo, dar las gracias y sentirse bien y a gusto con una misma.
Todo comenzó con la llegada a un supermercado no habitual para realizar una compra que tampoco lo era, con el objeto de hacer más fácil la vida a alguien que lo necesita y que desgraciadamente no está pasando por su mejor momento. Una compra solidaria de a quien no le sobra el dinero, pero que considera que si se puede, siempre se debe echar una mano a quien lo necesita. Recuerdo siempre la frase de mi primo, persona generosa donde las haya: “manos que no dais, qué esperáis”.
A la puerta del supermercado había una seńora; la verdad es que animada como iba conversando apenas me di cuenta de su existencia, hasta que poco antes de atravesar la puerta la escuché pedirme si podía comprarle por favor una docena de huevos. Es habitual que personas de todo tipo te pidan dinero, pero jamás me había encontrado con nadie que me pidiera comida. Entré y salí con lo que me había pedido, tan poco para mí pero probablemente tanto para quien seguramente tendrá poco que comer en su despensa.
De vuelta a casa, mientras esperaba el ascensor observé un extrańo papel en el lugar en el que habitualmente se encuentran las noticias relacionadas con temas de la comunidad. Era un folio escrito con letras mayúsculas, que llamó mi atención y el cual me acerqué a leer llevada por una gran curiosidad. Un vecino del edificio solicitaba de nosotros, sus vecinos, que le prestáramos libros, a la vez que aprovechaba para indicarnos en qué buzón podíamos dejarlos, agradecernos de antemano nuestra generosidad, felicitarnos el ańo y decirnos lo feliz que se encontraba entre nosotros. Jamás me había encontrado con nada semejante, y sin darme cuenta recordé la cadena de favores, y que estaba a punto de aportar mi pequeńo granito de arena a la mía propia. Primero la compra, luego la seńora del supermercado y los huevos, y ahora un vecino que solamente pedía un libro. Subí a casa, elegí uno de mis libros, bajé y lo metí en su buzón con una pequeńa nota. No se trataba de un préstamo, sino simplemente de un regalo, un pequeńo regalo. żQué sucedería si mi pequeńa cadena de favores tuviera su continuación? żLograría con ella cambiar una aunque fuera mínima porción de este mundo y hacerlo mejor? żEstaría esta mańana sin quererlo respondiendo ya a una previa cadena de favores?
Desconozco la contestación a estas preguntas, pero tal y como me gusta decir, hoy tengo el corazón contento, por varios motivos, más contento quizás que cualquier otro día.


Volver a la Portada de Logo Paperblog
Por  Rik Vico
publicado el 12 febrero a las 21:40

Muy bueno saludos

Blog: SIn Horizonte

http://horizonte-incierto.blogspot.com.ar/