Ya hemos vuelto a la actividad después del parón navideño que hemos aprovechado al máximo. Los Reyes Magos, dejaron en casa para una de mis hijas una caja de lapiceros como estos. Hace años me regalaron a mí una igual, en una sesión en Murcia. Todavía conservo la caja, como estuche, en mi despacho.
Quien me lo regaló, me explicó que a ellos les gustaba obsequiar a su gente con lapiceros. No con bolígrafos o con plumas, sino con lapiceros. Porque los consideraban una herramienta de escritura superior al resto. Por cinco cosas. Cosas que si aplicamos a nuestra vida, seguro que nos hacen mejor persona:
1. Con un lapicero puedes hacer muchas cosas, pero no podemos olvidar nunca que hay una mano, la de Dios, que guía nuestro "dibujo".
2. El lapicero, va desgastando su mina y de vez en cuando, necesitamos afilarlo. Eso hará sufrir al lápiz, pero escribirá mejor. Igual que los hombres. Tendremos que soportar algunos sufrimientos, pero estos, nos harán mejores.
3. Si escribiendo con el lápiz nos equivocamos, siempre podemos usar una goma para borrar. Corregir los errores que cometer en nuestro caminar no es malo sino justo.
4. Lo importante del lápiz no es ni su madera, ni su acabado, ni su color, sino el grafito que hay dentro. Ocurre igual en las personas. Lo importante no es su apariencia sino lo que guardan en su corazón.
5. El lapicero siempre marca. Como todo en la vida. Cualquier cosa que hagamos dejará trazos, y por eso debemos ser conscientes de cada una de nuestras acciones.
Un buen propósito para este año que comienza: convertirnos en los mejores lápices del mundo.