Hoy nos toca pasear y disfrutar con los secretos de una calle del centro de Madrid en la que, a pesar de su estrechez, hay hueco para todo, desde la historia pura hasta el ocio nocturno pasando por leyendas oscuras. ¿Quién se apunta a una entretenida excursión por la Calle de las Infantas?
Imagino que todos los que os soléis mover por el centro de Madrid con relativa asiduidad os habréis cruzado con ella en más de una ocasión. Para los que no, deciros que esta fina y recta calle es paralela a la Gran Vía, nace en la Calle Fuencarral y sus últimos portales desembocan en la Plaza del Rey, en la Casa de las Siete Chimeneas, un edificio famoso por las historias de fantasmas y misterio que lo rodean.
Desde que llegué a Madrid he podido observar como esta zona, y en concreto la calle que nos ocupa, se ha ido destacando como un importante punto de ocio y recreo para la gente. A pesar de su angostura, locales de copas y restaurantes de comida internacional han ido brotando como de la nada y ahora, especialmente a la noche, sus aceras se llenan de gente de todo tipo. En la variedad dicen que está el gusto, y la Calle de las Infantas puede dar fe de ello. Desde la cocina de autor del Ex-Libris hasta las generosas tapas del Tigre. Estamos en una calle que nos ofrece un heterogéneo abanico gastronómico.
Pero también os he dicho que en esta calle hay historia. Toda la que han vivido los siglos que allí lleva anclada, en ese mismo trazado. Presente ya en el Plano de Texeira, de 1656, su denominación se remonta a unos años antes, al 1639, cuando pasó por ella una procesión, presidida por el Rey, desde una iglesia cercana. En algún punto de esta calle se colocó un tablado adornado para que las hijas de Felipe IV, las infantas María y Margarita pudiesen observan el paso de la comitiva. De ahí derivó el nombre de la calle.
A modo de anécdota, indicar que el trozo que iba de Fuencarral a Hortaleza antiguamente se le conocía como la Calle del Piojo (casi mejor ni averiguar el motivo…) hasta que este fragmento de vía fue finalmente anexionado a la Calle de las Infantas. Además, en diferentes períodos de la historia reciente, en los que se suprimieron los nombres de calles relacionados con la monarquía y la realeza, esta vía recibió diferentes denominaciones como de Calle de la Marina Española o Calle de Rosalía de Castro.
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