Los franceses recomiendan “Cherchez la femme”, buscar la mujer tras muchos acontecimiento, y los españoles suelen decir “Buscad en la cama”, que es la que ha revelado cómo desde la Generalidad Jordi Pujol creó un régimen de corrupción gigantesco, conocido y tolerado por los gobiernos españoles a cambio de su apoyo.
En una de esas camas yacía regularmente Jordi Pujol Ferrusola, hijo mayor del Molt Honorable President, con una señorita atractiva, Victoria Álvarez Martín, que había estudiado bachillerato con Jorge Moragas, diplomático de carrera y jefe del Gabinete de Mariano Rajoy.
Cuántos juramentos sinceros de fidelidad que se habrán intercambiado los amantes, al extremo de que Victoria conocía los movimientos ilegales de su pareja con grandes sacos de basura cargados de billetes de 500 euros que llevaba a Andorra, e incluso sabía que el patriarca del clan también tenía una amante.
Así que, cuando el heréu cambió de cama le cayó la venganza de la despechada, que le enviaba mensajes a Moragas anunciándole que podía destapar las ilegalidades de la familia más poderosa de Cataluña, y quizás de España.
Sí, de España: Felipe González y José María Aznar se plegaron a las exigencias nacionalistas de Pujol para poder gobernar cuando estaban en minoría de igual manera que los empresarios le pagaban comisiones para poder hacer negocios en su Comunidad.
Ahora se publican los mensajes de móvil que Victoria le enviaba a Moragas y las invitaciones de este a denunciar el caso, y nacionalistas y la izquierda radical se escandalizan, como si hubieran hecho algo malo.
Cuando realmente deberíamos declararlos nuestros héroes y exponer la cama de Victoria como instalación artística, para reflexionar sobre sexo, dinero fidelidad y secretos en el llamado Museo Nacional de Catalunya, o en el Reina Sofía.
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SALAS Mañana el el día del Toro de la Vega, en Tordesillas
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