Revista Cultura y Ocio

Una carta a mi pasado, presente y futuro.

Publicado el 14 agosto 2015 por Morevi
Querida Carlota,
Mira hasta donde has llegado. ¡Y esto no es más que una ínfima parte de lo que te espera! Aunque ahora tome yo las riendas, no veo correcto tomar el relevo sin antes dedicarte unas palabras de agradecimiento, reproche, quizá algo de envidia, nostalgia...
Creo que las cosas no te han ido demasiado mal. Estos efímeros dieciocho años son los pilares sobre los que construiré el resto de mi vida, los cimientos de lo que espero que sea una vida feliz, aunque no tenga muy claro el significado de esa palabra aún. ¿Qué significa ser feliz? ¿Acaso debería buscar la felicidad en otra persona? ¿En esa otra mitad de la que tanta gente habla? ¿En un trabajo, un lugar, un recuerdo?  No lo sé, pero estoy segura de que lo averiguaré. Mientras tanto, me has dejado muchas otras preguntas sin responder, pero no sabes cuánto me alegro de que te las hayas formulado. Y quizás de esto se trate la vida, de jugar a ser un cazatesoros, buscando en cada rincón del pensamiento la respuesta a tantísimas cuestiones que te acosan día y noche.
Tengo que decir que me entristece despedirme de ti porque ya nada volverá a ser igual, pero no quieres quedarte estancada en un mismo lugar, ¿verdad? Intentemos evitar que exista el punto muerto en esta insignificante existencia que es la nuestra. A partir de ahora, eres semi-nómada. Aunque sea cierto que entre estas paredes en las que llevas viviendo tanto tiempo se queda un trozo de tu corazón, y que por eso nunca dejará de llamarse "tu hogar", a efectos prácticos ya no tienes casa y aunque pueda sonar aterrador no está tan mal. Te lo aseguro. A partir de ahora será un poco menos normal despertarte y escuchar las voces de tus padres intentando despertarte, o volver a casa por la noche y hablar con tu hermano antes de irte a dormir. Las amigas de siempre seguirán ahí y trascenderan en el tiempo y la distancia, pero tendrás que hacer hueco a un sinfín de personas que formaran parte de tu nueva vida. Tú seguirás siendo tú, aunque un poco cambiada, porque como ya hemos dicho no queremos ningún punto muerto y aún tenemos que sumerginos en el espectro de facetas que aún no hemos descubierto pero que espero que desarrollemos.
Y es por esto que tengo que agradecerte tanto. En un mundo en el que las cosas cambian constantemente, en el que las personas, los sueños y las ideas se alejan de ser estáticas y son pluriformes y versátiles, has conseguido mantener una esencia que nos acompañará siempre. Tenemos una idea de las cosas que queremos conseguir y todo lo que has hecho nos acerca un poco más a la recta final en la que espero ver nuestros sueños cumplidos. Claro que tengo cosas que reprocharte, ideas estúpidas que por alguna razón llevaste a cabo, pero si me diesen la oportunidad no me desharía de ninguna. Tú, y yo, somos el conjunto de todo aquello que hicimos bien y todo lo que hicimos mal, todo lo que hicimos a otras personas y lo que nos hicieron, y cómo nos hizo sentir aquello. Somos un cúmulo de aciertos y errores y todo lo que estos conllevan.
Así me despido, contenta y esperanzadoramente insatisfecha. Está bien, pero quiero más. Por eso, las breves palabras que quiero dedicarte, a ti, la del futuro, son, sin más, que nunca olvides de donde vienes y que nunca te conformes. Espero impacientemente pero sin demasiadas prisas poder conocerte.

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