Revista Cultura y Ocio

Una casa vacía

Por Elircourt

UNA CASA VACÍA
Parece difícil responder a la pregunta acerca de qué se puede meter o no en un texto literario. Fácil es contestar que cabe introducir todo lo que resulte congruente con la obra, porque en realidad no se está clarificando nada. Mario Levrero intentó aproximarse al asunto situándose en una etapa previa a la escritura, en el momento en que el escritor está sentado ante la pantalla. Cuando se da la página en blanco, escribió, no es por falta de temas, sino por exceso de temas que compiten entre sí. El problema que se le plantea al escritor no sería entonces qué escribir sino qué no escribir. Desde esa perspectiva imagino la escritura de ficción como una casa vacía que se va habilitando con el mejor estilo para vivir en ella.
La imagen de la casa vacía me trae a la memoria una carta de Coetzee a Paul Auster en el libro Aquí y ahora, que comprende la correspondencia entre los dos escritores desde 2008 a 2011. En un pasaje de la carta expresa Coetzee su modo de operar en la escritura. Dice: "La habitación en que se desarrolla mi acción ficticia es un sitio muy desnudo, un cubo vacío, de hecho; solo le incorporo un sofá si va a hacer falta (si alguien va a sentarse en él o mirarlo), y después el mueble con el cajón superior izquierdo donde están los cubiertos, sin el cual no podemos tener el cuchillo con el que la heroína ha de untar la tostada de mantequilla.”
En la misma dirección parece haber obrado Yasunari Kawabata. Escribió un sinfín de cuentos que cabían, como él afirmó, en la palma de una mano. En ellos incorporó con una medida cóncava lo esencial. Todavía más, tres meses antes de suicidarse redujo su célebre novela País de nieve a un relato breve. Realizó una miniaturización del libro, convirtiendo parte de su contenido en una sucesión de escenas, con ánimo de sustraerle los elementos accesorios. Procedió de igual manera en el instante anterior a la creación de una obra y a posteriori. No hizo otra cosa que entregarse de lleno, como hacen los verdaderos escritores, a su oficio. Se concentró en el material indispensable para descartar primero, y borrar luego, el material innecesario.

FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS.

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