Revista Opinión
Una chirigota gaditana propone decapitar a Puigdemont por “alta traición”.
Publicado el 17 enero 2018 por SantiagomiroHace una semana, las chirigotas volvieron a Cádiz con su humor, su ingenio y sus polémicas de cada año. Entre sus temas más polémicos, el de Catalunya, y más concretamente, un nombre, el de Puigdemont. En efecto, una de las 137 agrupaciones que se presenta al COACC (Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz), concretamente, “La familia Verdugo”, se propone decapitar al expresident, Carles Puigdemont, en pleno escenario. “Según el artículo 155 de la Constitución de España y la humanidad se condena por alta traición al gafas que está ahí atrás”, arranca la letra. Y prosigue: “No sabemos si cortarle la cabeza o mandarlo a pelar / Que entre el condenado que tenemos que empezar a cantar”. En pleno escenario del Teatro Falla, repleto esta vez de verdugos, se entona el himno de España mientras tres dobles de Puigdemont entran en acción, saludando al público con un “bona nit” y sosteniendo, entre lamentos, una estelada. Y, después de meter la cabeza y las manos en la guillotina, suena la versión del tema “Devuélveme la vida”, de Antonio Orozco. “Pido perdón por haber celebrado un referéndum –ruega el personaje–. Pido perdón por las urnas que allí coloqué. En realidad eran cajas de ropa de invierno, pero es que allí es ver las cajas y echar un papel. Yo te pido perdón, que no quiero cumplir más condena. Te pido perdón de la única forma que sé. Perdóname la vida”. Tras las súplicas, el verdugo lo espanta con la bandera de España, que acaba siendo sustituida por la estelada. El aguacil que dirige la sentencia pregunta al público: “¿Le perdonamos la vida a Puigdemont, sí o no?”. La respuesta es unánime: “¡No!”. Y concluye: “La sentencia es bastante clara, son las cosas de la democracia”.
La chirigota, en la que Carles Puigdemont se enfrenta a la picota y al hacha del verdugo, no fue bien vista por aquellos que están a favor de la independencia. A pesar de ello, uno de los tuiteros que la difundió señala que era una sátira contra el artículo 155. Reconoce que muchos catalanes se han sentido humillados y no comparten esa visión crítica. E indica que defender, al mismo tiempo que prohibir o penalizar estas sátiras no es el camino. Dice que el gran alcance que está tomando el COAC ha provocado que, desde Catalunya, se hable de delito de odio. La asociación Círculo Catalán de Negocios ha pedido públicamente la intervención de la Fiscalía y, con mucha ironía, habla de “catalanofobia”. “Una chirigota de Cádiz propone degollar a Puigdemont y el público aplaude. Estamos ansiosos por ver cómo la Fiscalía les lleva a juicio por delito de odio. Ah, no. Que la catalanofobia no es”.
Por otra parte, la chirigota de Chiclana, presenta una letra de Álvaro García, que pone al borde de la decapitación a los Reyes Magos por no concederles el deseo de cantar más adelante en el concurso porque no han tenido tiempo de preparar bien sus letras. Históricamente, a la vista de estas chirigotas, se recuerdan críticas muy duras a la Casa Real, al Gobierno de turno e incluso a cuestiones religiosas. Pero algunos abogados penalistas consideran que hay que hablar del animus iocandi. Una expresión que impide tomar en serio una declaración de voluntad y evita el surgimiento de obligaciones (ni contractuales, ni de otro orden, inclusive penal), cuando se evidencia que el compromiso fue efectuado en broma.
Chirigota, La familia verdugo - Preliminares