Hace unos pocos meses conocía a una científica española, Almudena Ramón Cueto, que lleva una carrera de Premio Nobel de Medicina. Tras muchos años investigando y publicando sus resultados en las mejores revistas de su ámbito ha descubierto cómo reparar la médula osea dañana en las personas parapléjicas y tetrapléjicas. Lo hace -ya lo ha documentado en ratas y primates- trasplantando células del bulbo olfatorio de ejemplares parapléjicos a su médula espinal y logrando así la regeneración de los nervios dañados. En el número de junio de la revista Discovery DSalud publiqué un reportaje extenso con entrevista a la científica incluida. Les resumo la historia.
En Europa hay actualmente unas ¡230.000 personas! con lesiones medulares; de hecho se producen 10.000 nuevos casos cada año. Muchas de ellas teniendo que hacer su vida en sillas de ruedas. La mayoría de los científicos, siguiendo las tesis del neurólogo Santiago Ramón y Cajal, afirman hoy que estas lesiones no tienen cura pero la doctora Almudena Ramón Cueto, investigadora responsable de la Unidad de Regeneración Neural Científica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) -sita en el Instituto de Biomedicina de Valencia- lo desmiente. Es más, ha demostrado ya en animales que sí es posible recuperar la médula espinal dañada si no en todos los casos al menos en muchos. Primero en ratas y luego en monos, es decir, en primates no humanos. Un extraordinario trabajo realizado gracias a la Fundación Investigación en la Regeneración del Sistema Nervioso (Fundación IRSN) y al apoyo económico de instituciones como la Junta de Castilla y León, así como aportaciones de mecenas y particulares. Y asegura que no hay nada que impida pensar que eso mismo no sea posible conseguirlo en humanos.
¿Cómo? Trasplantado células del bulbo olfatorio de ejemplares parapléjicos a su médula espinal consiguiendo así la regeneración de los nervios dañados. Un descubrimiento extraordinario que podría permitir devolver la movilidad a cientos de miles de personas. De hecho en este momento ya hay más de 60 publicaciones científicas internacionales que confirman que las células obtenidas de la glía envolvente del bulbo olfatorio adulto permiten curar las lesiones medulares y otro tipo de lesiones y patologías del sistema nervioso. Lo que supone toda una validación internacional de la eficacia del método.
¿Y cómo se explica tal regeneración? Pues porque el trasplante de células de bulbo olfatorio a la médula perjudicada hace que los axones o conexiones de las neuronas dañadas de ésta se recuperen. La doctora Cueto hizo esa operación en más de dos decenas de ratas parapléjicas -todas ellas con inmovilidad en las patas traseras- y en todos los casos el trasplante les permitió volver a subir rampas de hasta 90º de inclinación; es decir, completamente verticales. La terapia tiene dos ventajas añadidas, es autóloga, el propio individuo se cura con “material” de su propio cuerpo y de aplicarse en humanos podría ser relativamente rápida y barata.
Se preguntarám por qué entonces no se la ha dado el Nobel a Cueto o por qué no se ensaya en humanos la técnica. La Fundación IRSN denuncia que el Instituto de Biomedicina de Valencia le está poniendo trabas para que continúe con sus investigaciones. Se sospecha que hay un grupo privado interesado en ofrecer lo mismo que Cueto pero con terapia génica para así beneficiarse con su patente. Eso se lo cuento en unos días si les interesa.