Desde hace unos meses he estado conociendo a un chico, después de varias citas vimos que teníamos una gran conexión y por ello poco a poco fuimos quedando en su casa. En esto que en una cena me preparo todo muy bonito, con velas y algunos aromas, la verdad que me sentía muy a gusto con el lugar. Iba a ser nuestra primera vez, por lo que yo quería que fuera especial, es la primera vez también que no quedábamos en la calle o en algún restaurante, por lo que a ambos se nos notaba un poco nerviosos.
Nos sentamos en el sofá juntos y puse mi cabeza en su pecho para apoyarme, le note muy nervioso y eso me pareció muy dulce, con lo que empecé a darle besos. EL ambiente con velas y aromatizadores ayudó mucho a que fuera apareciendo la magia, el me sonrió y empezamos a besarnos muy apasionadamente.
Poco a poco sentí que sus manos rozaban mi cuerpo, con lo que pronto me sentí muy cómoda a su lado, el empezaba a tocar y rozar los pezones mientras no paraba de dar besos. Poco a poco las velas aromáticas hicieron efecto y estábamos los dos muy calientes, con lo que el me pregunto para ir a la cama.
Cuando fuimos a la habitación aún había preparado algo más, no solo más velas, sino no que tenía todo preparado para que nos tumbáramos en la cama con un gran ambiente erótico. Con varios lubricantes para que usáramos, él empezó a rozar con el lubricante por mi clítoris, no pare de darle besos con lo que el ambiente fue perfecto para la ocasión.
Notaba el sabor a vainilla del lubricante por mi cuerpo como calentaba el momento, no podía dejar de darle besos, poco a poco iba jugueteando con sus dedos y yo con mis manos, notando sus venas y masajeándole el miembro. Ambos pudimos disfrutar de una gran velada con los masajes y los lubricantes que había puesto, perfectos para ambos ya que pudimos disfrutar de una gran noche de sexo.