Revista Deportes

Una complicada reflexión

Publicado el 09 julio 2013 por Davidmaldini @ConDdeDeporte

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Hoy debe ser un día triste para el deporte español. Finalmente, el Atlético de Madrid de Balonmano echa el cierre tras dos temporadas exitosas en las  que supo mantener la estela del Ciudad Real consiguiendo así dos Copas del Rey, una Supercopa de España y un Mundialito de Clubes, amén de regalar a los aficionados grandes momentos en la cancha del Palacio de Vistalegre. En fin, otro fiasco del deporte nacional y del balonmano en particular que ha visto cómo en pocos años, San Antonio, Ciudad Real y Atlético, tres de los clubes más importantes de la historia de la ASOBAL desaparecen pasto de las deudas y escasos de apoyo y patrocinadores.

Es una prueba más de que el deporte nacional está enfermo, raquítico. Falto de patrocinadores, falto de subvenciones, falto de un marco jurídico-institucional favorable para la inversión en deporte, falto ya incluso del apoyo del aficionado medio que no puede permitirse el lujo de gastarse dinero en acudir a animar a su equipo. Y todo ello servido con una oportuna venda en los ojos para que nadie se de cuenta de lo que pasa. Algo que tiene cambiar, empezando por la mentalidad de la gente porque es un engaño. Si te acercas a pie de calle la gente te dice que el deporte nacional es fuerte, que hacemos gala de la frase “Soy español, a que quieres que te gane”. Pero esto no es sino un artificio para enmascarar la manifiesta antipatía deportiva que profesamos contra el deporte francés porque en lo demás, ni ganamos tanto ni tan bien. Cierto que tenemos una Selección de fútbol poderosa, cierto que tenemos la segunda mejor Selección mundial de baloncesto, cierto que tenemos a Rafa Nadal, cierto que dominamos con mano de hierro el Mundial de motociclismo pero si lo pensamos en frío la realidad se vuelve hostil. Insisto, no ganamos tanto. Y hay que tener cuidado con eso. Esos grandes éxitos, que lo son, qué duda cabe y tienen un grandísimo mérito, nos alejan de la realidad.

La verdadera realidad es que los equipos de fútbol nacionales se han arruinado, literalmente. Los administradores concursales son dueños de casi toda Segunda División y parte de Primera División. Los estadios se vacían paulatinamente. Los jugadores se marchan al extranjero: Jesús Navas, Llorente, Amat, Callejón etc. Ningún equipo que no sea Real Madrid o F.C Barcelona tiene poder adquisitivo para hacerse con sus servicios. Cada vez hay más equipos que no lucen publicidad en sus camisetas… En el baloncesto, el cachondeo es generalizado. Ningún equipo desciende de la ACB porque los recién ascendidos no pueden hacer frente económicamente a la nueva categoría (Lucentum Alicante y Ford Burgos). Pero incluso en la LEB Oro ya hubo varios clubes que desaparecieron por falta de apoyo económico: León, La Palma etc.

En otros deportes mundiales también de gran prestigio como el atletismo o la natación, luchamos para no ahogarnos y salir a flote. En el primero, la regresión ha sido evidente. En 2002, firmábamos quince medallas en el Europeo de Munich, seis de ellas de oro y segundos en el medallero. En 2012 en Helsinki cuatro, una de oro. En el segundo, estamos descuidando de forma evidente a una de las mejores generaciones de nadadores de la historia de España: Mireia Belmonte, Rafa Muñoz, Melanie Costa, Erika Villaecija…

Y veinte mil ejemplos más. Luego nos extrañamos de que cada cuatro años, en los Juegos Olímpicos quedemos como una potencia deportiva de segunda fila. Hemos obtenido tantas medallas en nuestra historia como Estados Unidos en una sola olimpiada. Durante días se habló en España del descalabro de la Selección de fútbol en Londres (cuando es un deporte secundario en los Juegos). Y ¿por qué? Por lo de siempre. Porque llegamos cruzando los dedos para que alguien nos sorprenda con medallas porque las opciones siempre son escasas y nos amparamos en lo mismo.  Frito estaba ya de recordar los planes de Luis Milla y lo bien que nos venían Jordi Alba, Javi Martínez y Juan Mata para el once inicial mientras las demás competiciones proseguían sin éxitos que celebrar. Con razón tardamos diez días en conseguir la primera presea gracias a Mireia. Y luego más de lo mismo, lo que me irrita bastante, los héroes anónimos que nos sacan las castañas del fuego: Marina Alabau, Joel González, Maider Unda, David Cal… y que caen nuevamente en el olvido al terminar la competición.

Bueno, creo que me he extendido demasiado y me he alejado bastante del balonmano pero el mensaje es claro: vamos a la deriva. Y cada vez peor. Hay que espabilar, ser conscientes de la importancia del deporte: desde un punto de vista básico relacionado con la salud hasta la posibilidad misma de fortalecer la “Marca España” con la buena imagen y los logros de nuestros deportistas. Como suele decirse: esto no es un gasto, es una inversión.

Por cierto que no quería olvidarme del Atlético de Madrid y puntualizar alguna cosilla. Principalmente que aquellos que están criticando al Atlético por no evitar su desaparición, recordar que quien desaparece es el Club Balonmano Neptuno siendo el Atleti tan sólo un patrocinador del mismo que cede simbología y nombre.

Y por último, quería dar las gracias a todos los deportistas españoles, todos, incluidos los Nadal, Lorenzo, futbolistas etc, que he nombrado anteriormente para un fin un tanto peyorativo pero nada más lejos de la realidad, por luchar para que el deporte español no muera y salga adelante aunque sea como ha hecho siempre, con muchísimo talento (que lo hay) y muy pocos medios.

DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ


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