Hoy he aprendido que aún necesito quererme un poco más, que todavía espero lo imposible, que quien no se aprecia no puede demostrar afecto, reconocimiento ni cercanía. Y que eso que en otros vi, aunque me cueste aceptarlo, no era otra cosa que mi propio ser, en busca de espejos en los que encontrar su reflejo.
Hoy he dado un paso de gigante hacia el amor por mí misma, donde la humildad se ha de fundir con la grandeza de abandonar para siempre los juicios, de sentirme una, de verdad, con el Todo, sin separación, sin comparación, en armonía, aceptación y perdón.