Revista Opinión
Todo es jodidamente relativo. Yo he escrito, por aquí, hasta la saciedad que soy el tío más de izquierdas que conozco y por ello he recibido bromas sangrantes de alguno de mi mejores amigos a los que, sin duda, les jode mucho que yo diga una verdad de esta clase. Estoy profundamente interesado en todo lo que dicen desde y sobre Podemos y de y sobre su líder, Pablo Iglesias, PI. Pablo Iglesias, como buen político, es un posibilista acérrimo. Tiene, él lo dice cada vez que se le ofrece la oportunidad de hacerlo, vocación de gobierno y un tipo que quiere gobernar en esta cochinera que es España tiene que ir con sumo cuidado por aquello de que todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra. Por ejemplo, ha pedido a la gente en general ayuda económica para querellarse contra La cólera de Dios y el tal Inda, sí, aquel tipo tan ecuánime que, siendo director de Marca, dijo aquello de que a Messi había que pararlo como fuera, por lo civil o por lo criminal y la ciudadanía ha respondido relativamente bien, creo que ha recaudado 8 o 10 mil euros, y ¿a que no sabéis lo que se le ha ocurrido a La cólera de Dios?, sí, coño, que como ella dice que su defensa jurídica sólo le va a costar 600 euros, el resto se lo dé a las víctimas del terrorismo etarra, no a las del atentatado de Atoocha ni mucho menos a las del franquismo, que ella continuamente persigue porque piensa como la hija de Fabra que a todas éstas les está bien empleadala jodida muerte por equivocarse de bando, Es por ello que yo tengo motivo suficiente para afirmar categóricamente que Pablo Iglesias, qué puñetero, está situado varios quilómetros a mi derecha. Entre otras muachas cosas porque se ha visto obligado a decir y lo ha dicho que él no está de acuerdo con lo que Hugo Chávez hizo en la Venezuela de Carlos Andrés Pérez y de su gran amigo y defensor Felpe González, y ha tratado, y está tratando ferozmente de negar sus simpatías por lo que Eta significó en un determinado momento. Sé muy bien que Pablo Iglesias sabe mucho más que yo de historia de las ideas políticas porque él ha dedicado toda su vida a su estudio mientras que yo he dedicado la mía a trabajar para comer yo y los míos. Pero yo aquí, en este punto, no tengo más remedio que acogerme a lo que de vez en cuando me restriega futbolín por los morros: “quod natura no dat, Salamantica non praestat”, que, más o menos, quiere decir que lo que la naturaleza o la vida no te da, la Universidad de Salamanca no te lo puede prestar. Pablo Iglesias es joven, muy joven, tal vez demasiado joven para lo que todos los españoles decentes queremos, y, por ello, relativamente, no sea capaz todavía, o sí, luego, volveré sobre ello, si puedo, de acabar de entender, algo de que lo intuye, está claro que sí que lo hace, por eso casi lo ha dicho, no que lo ha acabado de afirmar como sostiene la Cólera de Dios y el infame Eduardo, que lo de Eta tiene una explicación histórica, claro que la tiene, pero él ha de cuidar mucho lo que dice porque cualquier palabra improcedente puede ocasionarle una gran pérdida de votos. Entonces, él no puede decir lo que yo digo de vez en cuanto por aquí: que Hugo Chávez fue un auténtico dios sobre la Tierra y por eso lo quitaron de en medio, y que era el mejor de los discípulos de Fidel Castro y un dignísimo émulo del Che; tampoco puede hablar de China como la gran esperanza del mundo de los oprimidos y yo, sí, aunque alguno de mis amigos/as hay dejado de hablarme por ello. De modo que se quiera o no, yo estoy a la izquierda de Pablo, como antes estuve también a la izquierda de otros que irrumpieron en el panorama electoral para hacer trizas a la derecha pero que, luego, acabaron por unirse a ella para siempre. Estoy completamente seguro de que pueden ganar como también lo estoy de que, cuando ganen, correrán el inmenso peligro de acabar como aquéllos de antaño, que dijero: Otan, de entrada, no, para acabar dándoles todas las bases que les pidieron o como ese pobre infeliz de Zapatero que lo primero que hizo fue retirar a las tropas de Irak para, luego, acabar modificando con nocturnidad, verano y alevosía la Constitución para que el 1º de todos los intereses españoles sea el mantenimiento del deficit. Y es que, como decía uno de los más repugnantes fachas, que yo he oído por las tertulias: una cosa es predicar y otra, dar trigo.