Revista Mundo animal

"Una cueva, otra más"

Por Losperrosdelcamino

La veo que anda en etapa de celos, cosa normal en las perras.
Otra vez, me digo en silencio.
¿Como poder tomarla para evitar que se cruce, llevarla a esterilizar y darla en adopción?.
Hay perras que luego de ser abandonadas, jamás se vuelven acercar a un humano, son ellas las perras mas fieles a aquel desgraciado humano que las abandonó. Es tan grande su fidelidad que prefieren hasta dejarse morir por esa persona.
La perrita de la cual les escribo, llegó de cuatro meses de vida aproximadamente al abandono hace muchos años, desde el 2009, pleno invierno. La dejaron junto a su hermana y a su madre. Su hermana fue sacada a la fuerza por alguien que ignoraba el tremendo daño que les haría a las otras perras familia, lo cual empeoró la situación. Nunca mas dejó que la acariciaran. No mas.
La perra, cada vez que se cruzaba, al instante de tener sus cachorritos se iba al cerro. Llegado el momento, como la experiencia nos ha enseñado, dejábamos pasar las dos semanas en las cuales es normal que las perras recien paridas se pierdan de nuestra vista, hasta que vuelven a bajar. Entonces sacando cuentas, estamos alertas para fijarnos de que lugar aparece para tener la certeza de que parió, buscar el lugar en donde fue a realizar su hazaña, para luego empezar a domesticar a los posibles cachorritos nacidos vivos, y al paso del tiempo, poder tomarlos para traerlos y darlos en adopción. Pero hay veces que las cosas no suceden como les cuento.
Cuando las perras se pierden, son tan mamás para sus cosas, que buscan el lugar mas asombroso para tener a sus cachorritos, donde nadie las encuentre, instuyendo el peligro que les podría acechar en caso de encontrarlas con los pequeñitos recien nacidos. Ellas prefieren abstenerse de comer, dedicarse solo a proteger, cuidar y amamantar a sus hijos que es lo que la sabia naturaleza les enseña. Algunas se van a los cerros, rascan y rascan con sus patas la tierra para hacer su cueva debajo de las piedras, debajo de los árboles o de una roca. A veces estas cuevas son tan pequeñitas que nadie se explica como pueden parir en ese lugar.
Cuando se nos pierde de vista estando preñada, deducimos que se fue a parir, la dejo tranquila, empiezo a esperar a que me de señales de que está bien. Por las noches, las llamo a grito pelado, supieran la emoción que me entregan cuando desde un cerro me contestan con un leve ladrido y siguen en silencio. Es ahí cuando mi esposo se acerca al lugar lo mas que pueda para dejarles agua y comida para días. Al paso del tiempo, empezamos a recorrer el cerro con el único motivo de encontrarlas e intentar poder sacarlas del lugar, a otro mas óptimo para que se crien, lo hacemos, pero la madre vuelve al lugar donde parió a sus hijos. Esto nos pasó cuando tuvo la camada anterior, pleno invierno, frío y lluvias. La perra de quién les escribo, fue a parir a una cueva muy pequeñita, fue ahí donde sus cachorritos crecieron dentro de la cueva, ni por mas que tratamos y tratamos de encontrarlos a tiempo, no lo logramos, hasta que un día frío los sentimos gemir. La cueva era tan profunda y larga, que ellos se escondían en lo mas lejos de la salida, se sentían protegidos cerca de una piedra. Ellos crecieron dentro de la cueva, hasta que un día no lo escuchamos, fue horrible encontrarnos en el lugar, darnos cuenta que el día anterior hubo un derrumbe, cayendo la piedra, tapando la salida. Casi me morí de la impresión de imaginarme la escena que estaba observando.  Los cachorritos ya no se sentían,  habían muertos tras el derrumbe sin poder salir de la cueva. Solo estaba la madre que nos observaba de lejos. Esta historia es una de las mas crudas que me ha tocado vivir, donde sentía que mis brazos estaban amarrados a mi espalda.  Es la vida, me digo, era su destino.  Traté de buscar consuelo de alguna manera, con sensaciones de no volver a ir.  De alejarme lo mas que pudiera.  Fue  muy fuerte, gracias a Dios, lo pude superar, como he logrado superar otros tantos acontecimientos tristes que han marcado parte de mi existencia en ese camino, que me han hecho cada día mas fuerte para enfrentar lo que me han mandado. Quizás es lo que debo pasar para llevar a cabo la misión que alguien me obligó a realizar.
Volviendo a la perra que se fue a parir su última camada, y sabiendo como obraba cuando está preñada. Mi esposo empezó a recorrer los cerros buscándola, pasamos días en su búsqueda, hasta que un día estando sola en el lugar, ella sale feliz a encontrarme, que maravilla, me digo, entonces le dejo comida a ella sola, a escondidas para que le dure. A la semana siguiente, mi esposo vuelve al lugar, y le dice: llevame a conocer a tus guaguas. Y la muy tierna, lo hace. La sorpresa fue grande cuando lo lleva a un lugar, ella se hecha, esperando. Los tuvo nuevamente en una cueva pequeñita, donde te faltan brazos para llegar al final en donde los protege.
Al día siguiente nos vamos nuevamente al lugar, ahora preparados con pala y picota. Esa cueva no nos va a ganar.
Fíjense en la foto, sigan sus números, saquen sus propias conclusiones.
En la 1.la cueva mide menos de veinte centimetros y miren la última.


La cueva tenía un largo casi de dos metros. Mientras Basi, picaba y sacaba la tierra del lugar, la mamá de los cachorritos estaba observando todo,  se alimentaba segura y confiada. Esta perra ama a mi esposo, es el único que se le puede acercar y darle de comer en su hocico, pero al momento de querer tomarla, arranca.
Al termino de la última fotografía, logra tomar los cachorritos. Me los pasa uno a uno, son hermosos. Eh ahi cuando empieza nuestro trabajo de domesticarlos, que ellos conozcan el olor humano, que esas manos que los acarician no les harán daño. Al comienzo, es normal que griten, pataleen, muerdan o intenten hacerlo, pero nuestras caricias son mas poderosas.  Mientras esto sucede su madre se ha puesto inquieta. Quizás instuya que están en peligro y los perderá, pero jamás seríamos tan desgraciados de quitarles sus hijos tan pequeñitos aun. Hay que esperar a que tengan la edad para poder traerlos y darlos en adopción. Luego de llenarlos de cariño, los devolvemos a la cueva, pero ahora es una cueva casa, donde por ahora están seguros, se podrán mover de manera holgada dentro y podrán salir sin temor.
Ha pasado el tiempo, esas cositas pequeñas se han puesto hermosas, son tres perritas, se las presento. Hoy buscamos personas que quieran realizar un verdadero acto de amor, que sean lo suficientemente responsables para hacerse de una nueva integrante de su familia. Mira, fíjate en ellas, lo dulces y hermosas que son.
 
Necesito urgente poder sacar a estas pequeñitas del lugar, están cada día mas hermosas, son exquisitas adorables, fácil de querer, serán de tamaño mediano a pequeño, no mas.
Si quieres adoptar alguna de ellas, por favor escribeme al imail nuestro
[email protected]
Nada pedimos, solo que seas responsable hasta el final de sus días, de lo contrario, ni siquiera lo pienses.
De no poder sacarlas del lugar, volveremos a lo mismo, creceran de manera salvaje, se esconderán en los cerros, entraran en celos, se cruzarán, tendrán mas cachorros, o tal vez mueran sin que nadie sepa de su existencia.
Les cuento algo, hay momentos que lo único que quiero es alejarme de los caminos,   dedicarme a viajar, irme de vacaciones con mi gente, quizás ya sea hora que jubile. No les parece? 
He dedicado gran parte de mi vida a luchar por que el abandono de perros algún día termine.  he dejado de hacer mas en lo personal, pero aqui estoy aun pensando en ellas, en estas pequeñitas que ya conocen de sufrimientos, pero ya conocen como acarician con amor los humanos. Tu también lo puedes hacer.
Ayúdame hacer la diferencia, invita a tus amigos a conocer mi página para que mas perros puedan tener la oportunidad de un hogar verdadero.
Gracias por su comprensi ón, por darse el tiempo de pasar y leer mis escritos, todos reales de una vida sobre el abandono de los perros del camino.
Marcela
NO MAS ABANDONO DE PERROS.


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