Existen diversos marcos conceptuales que intentan definir las competencias que deben permitir a los ciudadanos desarrollarse en sus actividades formativas, profesionales y sociales del siglo XXI, pero entre las que mencionan todos están la colaboración, la comunicación, el conocimiento de las TIC y las competencias sociales. También sabemos por los estudios relacionados con el trabajo en equipo que la ejecución de un grupo de personas que colabora es superior a la ejecución individual de cada uno de ellos. O como dice Ray Kroc “Ninguno de nosotros es tan bueno como el conjunto de todos nosotros". Aunque estemos cansados de escuchar expresiones de este tipo la realidad es que en la mayoría de las organizaciones, no hay una cultura de fomentar valores como la confianza y la creatividad, que son fundamentales para impulsar el trabajo colaborativo. En el libro Collaborate! de Dan Sanker encontramos algunas claves que pueden ayudar a implantar una cultura de la colaboración en la empresa: - Establecer confianza: significa poder confiar en los líderes y en los compañeros, los comportamientos de colaboración deben ser recompensados. - Dar tiempo para colaborar: la colaboración lleva su tiempo y la presión de los plazos de entrega suelen llevar a conformarnos con resultados buenos pero inferiores. - Ayudar a mantener reuniones productivas: la colaboración requiere bastantes reuniones y éstas deben tener un objetivo claro y planearse cuidadosamente. - Diseñar un sistema de gestión del conocimiento: una idea que hoy no es válida puede serlo en otro momento, una acción que no logró el resultado esperado puede servirnos para aprender. - Proporcionar formación: en habilidades claves como la escucha activa, la comunicación interpersonal, la recepción y entrega de evaluaciones, el brainstorming y la toma de decisiones. - Contratar para la colaboración: en la selección tener en cuenta la capacidad de trabajar en equipo y la participación activa en el proceso de colaboración. - Reconocer y recompensar los esfuerzos de colaboración: es necesario establecer sistemas que reconozcan y recompensen a las personas por sus esfuerzos de colaboración. - Alimentar el entorno de colaboración: Mantener una cultura de colaboración es a veces más difícil que crearla. Es necesario mantener la cultura aun cuando haya proyectos que no estén dando los resultados esperados. Lleva un tiempo considerable conseguir y mantener un entorno de colaboración integrado en el ADN de la empresa. - Utilizar herramientas tecnológicas para la colaboración: dar acceso, y formar, a herramientas que fomenten y faciliten la colaboración en función de lo que se busque:
- Reunir una base de conocimiento. Para mantener a los miembros del equipo informados sobre los progresos -> Wikis en las que los empleados puedan aportar información
- Fomentar la puesta en común de ideas innovadoras -> Blogs y foros para compartir, explorar y mejorar ideas.
- Compartir información de manera segura con miembros del equipo, o con clientes, fuera de la empresa -> Documentos compartidos en la web
- Facilitar el contacto de los miembros del equipo. Para estar en contacto entre reunión y reunión -> Microblogs
- Fomentar la relación personal entre los miembros del equipo -> Redes sociales, como Facebook.
Sin embargo, no olvidemos que no basta con poner estas herramientas al alcance de nuestra organización sino que se hace necesario hacer un proceso de adaptación a estas nuevas formas de trabajar y aprender, y para hacerlo hará falta adquirir nuevas habilidades y formar a nuestras personas en la utilización de estas herramientas. Así que ¿por qué no potenciamos la colaboración entre las organizaciones y entre los profesionales de una organización?, creemos espacios, escenarios, redes, de organizaciones o de personas, que aporten sus ideas, problemas, oportunidades, experiencias… seguro que podemos aprender mucho y beneficiarnos todos.