El año pasado por estas fechas hablábamos del peligro que conlleva tener los índices de presión arterial elevados, es decir, del peligro de la hipertensión.
Como indicábamos, la hipertensión es la elevación de los niveles de presión arterial, es decir, el aumento de la presión que el corazón ejerce sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo. Una de las mayores complicaciones de esta patología es su carácter asintomático, que puede hacer que pase inadvertida durante un periodo de tiempo, provocando complicaciones graves e incluso letales si no se trata correctamente.
Estas son las cifras que acompañan a esta enfermedad:
- Esta alteración afecta a una de cada cuatro personas.
- Más del 30% de la población afectada desconoce su condición, por eso se le conoce como la asesina silenciosa (plaga silenciosa del siglo XXI).
- Las personas afectadas tienen tres veces más posibilidades de tener un infarto y seis veces más de desarrollar enfermedades cerebrales.
- Uno de cada cuatro casos de hipertensión está relacionado con la obesidad.
La Dra. Pilar Riobó, médico especialista en endocrinología y nutrición, afirmaba en un reportaje del suplemento OSACA que “a menudo hay que utilizar fármacos para evitar una alteración de estos índices, aunque antes de llegar a este punto, se podrían corregir haciendo ejercicio periódicamente y controlando el consumo de sodio en las comidas”.
Hipertensión y deporte
La práctica de ejercicio físico de forma continuada favorece la reducción de los índices de presión arterial, por ello, es muy aconsejable para personas con esta patología. El ejercicio físico produce un bombeo de la sangre en los músculos haciéndolos más eficientes por lo que el corazón puede relajarse y no bombear con tanta fuerza. Entre los beneficios del deporte también se encuentra el de la dilatación de los vasos sanguíneos, por lo que al tener un diámetro mayor es menor la presión necesaria. A mayor volumen muscular, más eficaz es el bombeo de sangre. Un programa de ejercicio aeróbico ayuda a fortalecer el corazón, a bajar peso y a controlar la tensión arterial. Se debe realizar un ejercicio adecuado a cada edad y a cada persona, por ello la realización de media hora de ejercicio suave, preferentemente dirigidos por un profesional, 2 o 3 días por semana es suficiente para la mayor parte de las personas.
Sin embargo, son los deportes de resistencia los más indicados para la disminución de la hipertensión arterial. Lo recomendable es que se practiquen de forma continua y regular, más de 3 veces a la semana durante 1 hora y sin parar de forma brusca. Actividades más recomendadas: carrera, natación, esquí, remo, entrenamiento en circuito, bicicleta. Para ello es bueno contar con la ayuda de un cardiofrecuencímetro, un pequeño aparato, del tamaño de un reloj de pulsera que permite medir la frecuencia cardiaca instantánea. Lo que nos permite el cardiofrecuencímetro es tener controlada la intensidad del esfuerzo físico que estamos realizando, de esta forma, podemos practicar deportes sin forzar de forma excesiva el corazón.
Hipertensión y alimentación
Dentro de los factores nutricionales que influyen están el exceso de peso, la falta de deporte y el excesivo consumo de sal y de alcohol. Sin duda, el control del sodio en las comidas es una forma de disminuir los índices de hipertensión arterial. Sin embargo, indica la Dra. Riobó, “a pesar de la creencia popular de que el café y la cafeína predispone a la tensión alta predispone a la tensión alta este hecho no ha sido demostrado científicamente”.
Según un último estudio de un equipo de investigadores de la Universidad de San Francisco, se ha demostrado que reducir tres gramos la ingesta diaria de sal durante la adolescencia reduce entre un 30 a un 43% el riesgo de desarrollar hipertensión arterial en la edad adulta. La sal en la dieta es la principal causa de la elevación de la tensión arterial, por lo que una reducción modesta de su consumo en la población se podría traducir en una disminución en el número de ataques cardiacos y cerebro vasculares.
Un paquete de snacks fritos tiene 310 miligramos de sodio y la pizza “es uno de los mayores problemas para los adolescentes cuando se trata de la sal”, según información del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de Estados Unidos.
La consecuencia del consumo de sal es el aumento de la retención de líquidos, lo que produce una presión en las arterias. En la mayoría de los países desarrollados, más del 75% del socio consumido viene de la comida procesada y preparada. La sal, apunta Riobó, “logra que los alimentos baratos y no de muy buena calidad, estén ricos y sabrosos con muy poco coste”.
Por este motivo, aunque no añadamos sal en las comidas, muchas de ellas si comemos fuera de casa, están ya sazonadas con un exceso de sal. Una de las medidas que se pretende adoptar en España es la aplicación de una política para disminuir el consumo de sodio, con la cooperación de la industria alimentaria y de restauración. Dicha medida ya está siendo desarrollada en países como Japón, Finlandia y Reino Unido. Un ejemplo claro de la eficacia de esta campaña son los datos de la campaña que se inició en Reino Unido en 2003, ya que ha logrado reducir el consumo en un 10%.
Es necesario, por tanto, tener un mayor control en los alimentos que ingerimos para prevenir y mejorar nuestros niveles de presión arterial. Por ello, conviene evitar las carmes ahumadas o curadas que son muy ricas en sal (panceta, tocino, jamón salado…). Es preferible optar por los alimentos frescos, o en su defecto, congelados evitando los alimentos en conserva. Por otro lado, es necesario tener un control en la ingesta de queso, optando por aquellos con un bajo contenido en sal. Asimismo, hay que tener presente que aquellos alimentos ricos en grasas saturadas aumentan el nivel de colesterol, produciendo trombos en las arterias y dificultando la circulación sanguínea. Respecto a las bebidas alcohólicas es preciso matizar que si bien un consumo moderado puede favorecer la circulación sanguínea, hay que ser muy prudentes con ello.
Mayor probabilidad de sufrir insuficiencia renal.
La primera causa de insuficiencia renal en el mundo es la diabetes y la segunda es la hipertensión así que ya saben, cuidado con la sal.
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