De verdad que hasta que se descubrieron los pasatiempos del anterior Ministerio del Interior pensaba que lo de la T.I.A. de Mortadelo y Filemón quedaba solo en la imaginación del genial F.Ibañez. Soy un pardillo, se me olvidaba que aquí la barbaridad
tiende a multiplicarse y elevarse a la máxima potencia y más todavía si los que están al mando de la cosa tienen pocos escrúpulos y son más chapuceros que el mismísimo superintendente Vicente. Pero bueno, no sé si conoces el asunto, me explico. Resulta que un buen día, cuando estábamos en pleno jaleo de los pactos post electorales de las penúltimas elecciones, apareció como por arte de magia el informe PISA (Pablo Iglesias, SA, que manda narices) en el que se contaban cositas sobre la financiación de Podemos. Ningún juez lo admitió y todos pensamos que esto era una cosa pasajera de un
ministro que nunca entendió eso de la democracia porque en su Edad Media no se llevaba y andaba liado en condecorar vírgenes. Llegó la repetición de las elecciones y entonces ¡ZASCA! Segundo asalto. Aparece paseándose por las teles un chat de Iglesias sobre una presentadora de TV. Nos dejó a todos con los ojos abiertos como platos y con la mosca detrás de la oreja sobre que puede ser lo próximo o si sabrán hasta la lista de la compra que apunto en el Whatsapp para no olvidar comprar suavizante. El asunto es grave, en un presunto Estado en el que se respetan las libertades y los derechos hay alguien que se dedica a fabricar pruebas contra un partido para impedir que llegue al poder. ¿Eso puede ser también una forma de golpe de Estado?. Entonces, a ver si me aclaro ¿Son golpistas quienes participaron en la trama?
Se descubrió la existencia de una “policía política” y a pesar de esto PP, PSOE y Ciudadanos permanecieron calladitos, igual por miedo. Lo del PP se puede entender por razones del guion, pero ¿Y en cuanto a los otros? Dejando aparte las discrepancias 
Pero bueno, hemos llegado a la fase judicial de este asuntillo tan feo y nos vemos venir que a Villarejo, el James Bond cañí, le van a cargar hasta el asesinato de Kennedy, sin que 

