Una de las joyas que se pueden encontrar en el Golfo de Nápoles es la hermosa isla de Procida.
Siempre en la sombra de sus más famosas hermanas Iscia y, sobre todo, Capri, se puede decir que Procida no atrae el turismo de masas que estas otras dos islas pero tiene gran parte de su atractivo.
Dado su tamaño la isla se puede recorrer perfectamente en bicicleta o en una pequeña scooter y el ritmo de vida que tiene es tan relajado que resulta muy difícil acostumbrarse al “mundo exterior” después de unos días en ella (más si por “mundo exterior” se refiere uno a la caótica ciudad de Nápoles).
Y no sólo cuenta con el mar como atractivo. Las callejuelas que caracterizan el territorio de Procida permiten combinar el relax de la playa con el atractivo de los edificios y arquitecturas del casco histórico de épocas pasadas.
Es digna de mención la Abadía de San Miguel Arcángel que surge en el promontorio de Tierra Murata, sobre el mar, testimonio del papel que desempeñaba en el pasado el lugar como centro religioso y cultural de la isla.
Dos de las playas que no hay que dejar de visitar son: playa del Pozzo Vecchio, protagonista de algunas escenas de la película “El cartero y Pablo Neruda”, y la playa de la Chiaiolella, la más visitada de la isla.
Desde Procida, en una media hora, se llega a la isla de Isquia, la mayor del archipiélago.
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Revista Europa
Una de las joyas que se pueden encontrar en el Golfo de Nápoles es la hermosa isla de Procida
Por Hugo Rep @HugoRepSus últimos artículos
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