Hoy es un día frío, el termómetro no pasaba de los 0º hace apenas una hora y no sé si es por eso, o porque tengo que estudiar pero no soy capaz de concentrarme, me he dedicido a escribir este artículo, mucho más personal de lo que estoy acostumbrada a publicar en este blog.
No puedo concentrarme por muchos motivos pero, quizás, el principal sea que ayer reservamos unos billetes de avión que nos llevarán a hacer realidad uno de los sueños viajeros más recurrentes de mi infancia.
Mi abuela tenía parientes en Perú y recuerdo que las pocas veces que pudieron venir de visita nos traían objetos de la cultura inca. Recuerdo que hasta hace poco todavía había una máscara inca colgada en una de las paredes de las casas de mis padres, pero algo que me llamó muchísimo la atención fue una lámina en la que se veían una ruinas impresionantes rodeadas de verde y montañas, sí, estoy hablando de Machu Picchu.
Creo que no tendría más de 5 o 6 años cuando vi por primera vez esa imagen y hoy, 30 años más tarde, estoy cada vez más cerca de hacer realidad aquello que pensé cuando me quedé con la vista fija en aquella pared de la que colgaba: "Algún día iré allí". Y sí, aunque todavía faltan 5 meses, allí estaré, como la exploradora que muchas veces soñé con ser.
Sandra, de El viaje de mi vida, siempre dice que Perú no es sólo Machu Picchu. Lo sé, y tengo muchísimas ganas de conocer el país, porque cada día que leo sobre él, me enamoro todavía más y más, pero el día que ponga mis piececitos en las ruinas incas, será un momento que recuerde el resto de mis días.
Lo de cumplir sueños viajeros no es de ahora, hace ya algunos años que he podido ir tachando de la lista algunos destinos y eso gracias a un compañero de viajes que me entiende perfectamente y que aunque a veces me pone freno a otras locuras viajeras que rondan mi cabeza, la mayoría de las veces me apoya y sale de su boca ese: "RESERVAAAA".
Algunos de esos sueños eran destinos cercanos, como la Alhambra, Mérida o Roma, otros un poquito más lejanos como Pompeya, Irlanda o Boston, otros pensaba que eran inalcanzables como el Gran Cañón y poquito a poco, los voy visitando. Espero que la Patagonia, Turquía o Egipto puedan cumplirse pronto.
Una vez, en un momento de enfado, alguien me dijo "mira tu conformismo a donde nos lleva". Lo cierto es que puede ser verdad, a veces, me conformo con muy poco y otras me gusta aspirar a ser feliz haciendo lo que más me gusta. La vida laboral me ha llevado a un sector que no me gusta en absoluto y en el que no estoy feliz, pero quien puede renunciar en estos tiempos que corren a un trabajo en la administración pública de 8 a 15, con un sueldo fijo cada mes y pagado puntualmente, un trabajo en el que te puedes formar y en el que no te sientes obligada a ir a trabajar con 40º?
Sé que soy afortunada, que tengo un buen trabajo acorde con mis estudios y habilidades, pero me gustaría tanto trabajar en el sector del turismo...Y aquí me tenéis, una agente de viajes, trabajando en el sector público en algo que no está para nada relacionado e intentando estudiar para mejorar mi vida laboral, por un camino que no me gusta pero que sé que me dará de comer, puede que hasta que toque jubilarme.
Quizás sí sea un poco conformista, pero este trabajo me permite cumplir sueños como en el que estoy "a punto" de embarcarme.