Una de vaqueros

El progresismo militante nos ilustra con una de sus salidas democráticas innovadoras. Si acceden al poder en Madrid (algo que se desconoce en el momento de escribirse esta entrada), prometen retirar los “western” de la programación de la televisión autonómica madrileña. Esto de prohibir en nombre de la libertad es un ejercicio presuntamente democrático al que nos tienen muy acostumbrados los conspicuos del partido morado, supongo que el color les viene de como se están poniendo con la práctica de su particular sentido democrático. No me gustan los toros: Los prohíbo; no soy partidario de la Semana Santa: La elimino; considero fascistas los contenidos de un western: Fuera de la programación. La evidencia de una pluralidad enriquecedora a la que la izquierda demócrata y progresista nos tiene acostumbrados, y por la que debemos estarles agradecidos, a diferencia del Sr. Iglesias y adláteres, Lenin a los disidentes les presentaba a Dios antes de tiempo por vía rápida, y quiero recordar que era de izquierdas. El programa que financia el estado iraní -por cierto, república islámica en donde la religión sale hasta en la sopa- se llama “Fort Apache”, célebre película que prohibiría nuestro buen amigo D. Pablo en cuanto accediese al poder, otra de esas paradojas o contradicciones que ayudan a sobrevivir intelectualmente al ínclito líder de los cabreados con el estamento político ese que dio en llamar la “casta”. Miren ustedes; prefiero que me roben y me permitan ver mis películas o asistir a una corrida de toros mientras leo un medio libre de comunicación, a que me adoctrinen desde uno público mientras se censura la fiesta nacional y el cine en general. Así de simple.