Mariano Rajoy ha tomado la decisión arriesgada de apoyar a los Estados Unidos en su intención de atacar Siria, justo el día antes de que se vote en Buenos Aires la ciudad que acogerá los Juegos Olímpicos del año 2020. Esa decisión, quizás motivada por el enésimo intento de romper el aislamiento y el desprestigio internacional de España, podría influir en la votación olímpica y sitúa también a España lejos de las posiciones que defienden la Iglesia Católica y otras religiones cristianas, partidarias de solucionar el drama sirio con diálogo, presiones diplomáticas y paz.
Mariano Rajoy suscribió un comunicado que demanda "una fuerte respuesta internacional" al ataque químico del gobierno sirio, un documento que muchos interpretan como un respaldó a la decisión de Estados Unidos de lanzar una intervención militar en Siria sin el apoyo de la ONU, un paso arriesgado porque podría desatar un infierno bélico en la zona mas sensible del mundo y que rememora los errores y falsedades que rodearon la intervención occidental en Irak, donde las armas de destrucción masiva que justificaban la guerra nunca existieron. Ese apoyo a Estados Unidos para que lance sus misiles sin el respaldo de la ONU divide y apasiona a la comunidad internacional y podría tener una influencia negativa en la votación de Buenos Aires sobre los juegos olímpicos, ya que muchos de los votos teóricos de España están en el bando de los que se oponen a la intervención bélica contra Assad.
Según numerosos expertos y analistas, entre ellos Ion Juaristi, Occidente y también España han dejado de ser tierras de tradición y cultura cristiana, como está quedando demostrado con el asunto de Siria, donde la Iglesia Católica, que pide paz y diálogo, está mas cerca de las posiciones de Rusia y China que de las occidentales, capitaneadas por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, países que abogan por una intervención militar contra el régimen sirio de Assad.
Una parte importante de la opinión pública española y también algunos sectores cualificados de la inteligencia cuestionan cada día mas las actuales alianzas internacionales que mantiene España porque están demostrando ser débiles, poco coherentes y escasamente capaces de defender los sueños y reivindicaciones de la nación española. Nuestros aliados de Occidente, encabezados por Estados Unidos y Gran Bretaña, no son capaces de satisfacer las demandas españolas sobre Gibraltar, basadas en el derecho y la justicia, y están optando por sostener una colonia como la gibraltareña, que ademas de ser ridícula y carecer de sentido en pleno siglo XXI, es un "paraíso" de dudosa legalidad, que funciona como refugio para blanqueadores de dinero, contrabandistas, evasores de impuestos y piratas de diferente pelaje.
Tampoco los teóricos aliados tradicionales de España la han apoyado con la fuerza que España desea en asuntos tan vitales como los movimientos secesionistas catalán y vasco, la recuperación de la economía, los conflictos regionales latentes con vecinos como Marruecos, las inversiones y la vida de determinados servicios y productos de gran valor para España en los mercados internacionales.
Algunos intelectuales y analistas políticos, junto con algunos estudiosos y docentes empiezan a sugerir que España debería revisar sus alianzas, ser menos sumisa ante el liderazgo anglonorteamericano, estrechar sus relaciones con el mundo de habla hispana y coquetear mas con las potencias emergentes y con el bloque de poder que integran Rusia y China, que si llega a fortalecerse y a cuajar sus alianzas, podría lograr que el mundo volviera a ser bipolar, como lo era en tiempos de la Guerra Fría, cuando la URSS era la otra opción frente a Estados Unidos.