El colesterol es una sustancia necesaria en el organismo, pero se requiere muy poca cantidad de él. Popularmente se hace la distinción entre el colesterol bueno (HDL) y el colesterol malo (LDL). Veremos por qué es necesario prevenir un aumento de este y las posibilidades de la alimentación para mantener una buena salud.
¿Qué es el colesterol malo (LDL)?
El colesterol no se disuelve en la sangre, representando un serio problema cuando se concentra en las venas. Tras la formación de placas o depósitos en los vasos sanguíneos de esta sustancia, se produce una obstrucción, pudiendo parar el torrente sanguíneo por completo en una determinada zona.
El colesterol LDL, llamado también “malo” es el culpable de padecimientos cardíacos y apoplejías (ataques cerebrales) ya que, en valores muy elevados tapan las arterias. Los niveles de riesgo de esta sustancia en la sangre están establecidos médicamente entre 79 y 189 mg/dL. Aunque hay personas que deben llevar una estrecha vigilancia, ya que son más proclives a padecer mayores complicaciones si su colesterol malo se eleva por encima de lo normal.
El LDL representa un mayor riesgo en ciertas personas
Es recomendable que se hagan pruebas más frecuentemente los enfermos de diabetes, los que presentan problemas cardíacos o apoplejías, o tienen antecedentes familiares con estos problemas, así como los que padecen de presión arterial alta y problemas circulatorios.
Una buena dieta puede ayudar a controlar los niveles de este colesterol, que podría presentar un peligro para la salud si no se revisa con regularidad.
El colesterol malo se puede bajar
Empecemos por evitar alimentos
Está en nuestras manos llevar una vida saludable, empezando por evitar ciertos alimentos que pueden perjudicarnos a la larga. Antes de iniciar una buena dieta que nos aporte una óptima nutrición ayudando a evitar el colesterol malo, además de bajarlo, debemos conocer los productos prohibidos que aumentan esta peligrosa sustancia en nuestro organismo.
Es imprescindible evitar los lácteos altos en grasas, como la leche entera y sus derivados, reducir el consumo de carnes rojas (al menos una vez a la semana) y de mariscos. Otras carnes, culpables de elevar el colesterol LDL a altos niveles son las vísceras, el hígado, la piel del pollo, el tocino y la panceta. Se recomienda eliminar tajantemente las salchichas procesadas, que no solo aumentan el colesterol malo alarmantemente, sino que por su alto contenido en grasas trans, otros químicos y sales, son una bomba para el organismo.
Las grasas trans, o grasas hidrogenadas, que componen muchos alimentos manufacturados y que se encuentran en todos los supermercados, suponen un doble peligro, porque no solo aumentan el colesterol LDL, sino que, además, disminuyen al popularmente conocido como colesterol bueno (HDL), que en valores altos disminuye el riesgo de padecer arteriopatía coronaria. Por eso es aconsejable evitar los dulces envasados, las patatas fritas de bolsa, los helados y la margarina, entre otros.
Apostando por una dieta saludable
Lo aconsejable es que la dieta sea llevada por un profesional, pues cada organismo responde de manera diferente. El abanico de alimentos es muy amplio para mantener al colesterol malo bien controlado. La palabra “dieta” asusta muchas veces y la tenemos como sinónimo de prohibición pero, a continuación, se podrá ver como hay muchas posibilidades.
Frutas y verduras
Se pueden consumir con normalidad, evitando el almíbar que acompaña a muchas frutas envasadas. También podemos comer con moderación el coco, el aguacate, aceitunas y verduras fritas.
Existen verduras que ayudan a mantener los niveles bajos del colesterol malo, como son el tomate, el ajo, la cebolla, la calabaza, la berenjena y el pimiento. Es aconsejable que no se ingieran fritas. Favorecen la absorción del colesterol debido a que contienen fibra vegetal.
Legumbres
Las legumbres aportan isoflavonas, que ayuda a evitar que el colesterol se oxide en la sangre; saponinas, que evitan que el colesterol malo pase a la sangre y al intestino; y lecitinas, de las que se piensa que podría hacer al colesterol más soluble.
Además de lo anterior, las legumbres aportan fibra y proteínas, con lo que se recomiendan garbanzos, lentejas, habas, judías verdes, etc.
Frutos secos
El primer consejo es evitarlos cuando llevan sal. Algunos se pueden ingerir diariamente, como las almendras, castañas, nueces o semillas de girasol. En cambio, otras se recomiendan de manera más moderada, como los cacahuetes y ciruelas pasas.
Pescado
Aunque el pescado en conserva debe estar en nuestra dieta sin ser tan habitual, por lo general se puede consumir el pescado diariamente (cuanto más fresco, mejor), pero limitando el pescado azul a tres veces por semana.
Aceites
El más recomendable es el de oliva, además de los aceites de girasol, colza y canola. El aceite de oliva, por su composición calórica, habrá de usarse precavidamente.
Carnes
Para el consumo diario se recomiendan el pollo, conejo y pavo. El resto de carnes es aconsejable consumirlas moderadamente, evitando completamente las procesadas, como hamburguesas y embutidos, así como patés.
Recuerda que la salud es muy importante, y evitar los productos que puedan subirnos el colesterol LDL es la mejor forma de mimarnos.