Acerca de esta cuestión, ya hay un artículo del activista Robert Grillo que considero que explica más o menos correctamente la naturaleza moral de esta objeción, pero me gustaría aportar algunas aclaraciones específicas al respecto que no veo reflejadas en dicho artículo. En concreto, tengo cuatro puntos a señalar:
Primero; creo que la cuestión en sí misma no estaría bien expresada. Porque personal es todo lo referido a la persona. Decir "personal" no es un adjetivo muy esclarecedor. En su lugar, sería más correcto decir: privado. Es decir, aquel aspecto que concierne exclusivamente al ámbito íntimo de la voluntad del individuo y que no tiene por qué estar sometido a criterios objetivos o imparciales. Por ejemplo, elegir el color de las paredes de mi casa es una elección privada; porque es algo que no tiene por qué depender de nada más aparte de mi propia voluntad individual. Se me ocurren muchos ejemplos, pero lo importante es tener claro es que sólo es privado el ámbito que únicamente depende de la voluntad libre del individuo y a nada o nadie más.
Segundo; la costumbre de consumir animales nohumanos (y de explotarlos en general) no es personal porque no es fruto de una decisión individual sino que es un hábito heredado como consecuencia de haber vivido en una determinada cultura. Una cultura especista que considera que los demás animales son seres inferiores que existen para satisfacer las necesidades y deseos humanos. Comer animales no es un hábito que hayamos elegido libremente sino que nos han inculcado desde niños.
Tercero; alegar que no debemos entrar en esta cuestión porque es privada resulta ser una contradicción en los términos porque quienes consumen a otros animales están invadiendo y destruyendo el ámbito privado de esos animales al decidir utilizarlos. Si explotamos a otros animales esto implica someter su libertad y su vida para satisfacer nuestros deseos. Si nosotros no queremos que nadie invada nuestro espacio privado (nuestro cuerpo) sin nuestro consentimiento expreso, entonces por lógica ¿no deberíamos actuar bajo ese mismo criterio con los demás? Y los demás incluye necesariamente también a los demás animales, que son individuos con su propio cuerpo y sus propios intereses.
Cuarto; la excusa de que no debemos cuestionar la moralidad de la explotación animal porque es una actividad que corresponde al ámbito privado no sólo la encontramos aplicada al problema del especismo. El mismo argumento se ha usado en el contexto humano para intentar reprimir la crítica contra aquellas prácticas que atentaban contra los derechos de humanos en situación vulnerable como es el caso de la violencia machista contra las mujeres, tal y como explican Esperanza Bosch Fiol y Victoria A. Ferrer Pérez:
«En cuanto a la violencia doméstica, su consideración como fenómeno privado ha propiciado que durante siglos se considerara, primero un derecho del marido y algo normal, y, posteriormente algo que "desgraciadamente" sucedía en algunos hogares pero que formaba parte de la vida privada de las parejas y en lo que por tanto no había que intervenir.»En el momento en que nuestras decisiones afectan a los individuos entonces ya no estamos en el terreno de lo privado sino en el ámbito de la moral. Que yo prefiera pintar las paredes de color azul no atenta contra los intereses de otros individuos. Ahora bien, si decido que quiero decorarlas con pieles de animales entonces estoy atentando contra los intereses de los animales que quiero usar para mi beneficio.