Revista Salud y Bienestar
A través de nuestra habitual crónica analítica del día a día en una consulta, no me cabe duda de haber ido confeccionando una elaborada tipología de pacientes, de la que posiblemente resultase más agradecido, para ser traído hasta aquí, el grupo de los hiperfrecuentadores.
Otros hay no obstante, como el de los que no vienen ni a tiros, de los que y por lógica apenas podríamos hablar...
Pero luego está también Francisca, y digo Francisca porque dudo mucho que alcancemos a poder elaborar un grupo en torno a ella: Francisca es Francisca, y muy poco más...
Una entrañable mujer muy viejita, a la que castigaron mucho y en su paso los años, que nos visita con cierta periodicidad y una no menor dificultad... Francisca es de esas pacientes que se van excusando con cada paso y en el contexto de frases que nacen desde un cierto gracejo, aunque también y sobre todo de una resignada actitud. -. Ayyy, no me mande Ud. nada, por Dios!... Pero si yo no sé lo que hago aquí, Doctor, si yo ya tenía que estar con un palmo de tierra encima!
Esta semana, y hube de anotarlo para poder ser literal, salió de la consulta con un: - Mecagüen hasta en la leche jodía!... Para qué no me quitará Dios de en medio?... No tendría que venir a causarles molestias!
Entrañable Francisca, desde mi más profundo respeto... este post va por tí.