Uno de los viajes que en ocasiones habíamos pensado en realizar alguna vez, era un recorrido por uno de los territorios más alejados de cualquier continente, casi en los confines del mundo, un viaje por las Islas de Hawaii. Lo que ocurría es que nos daba algo de miedo pasar tres semanas en las islas, con el importante gasto que conllevaba en hoteles, vuelos internacionales, vuelos internos, comidas y demás cosas, y que luego esas expectativas tan altas se tornaran en decepción. Pero este año se nos presentó la oportunidad de viajar a estas islas polinésicas enclavadas en mitad del Océano Pacífico en un exótico crucero que partía desde el puerto californiano de Los Ángeles. La ventaja resultaba clara; combinábamos la navegación transpacífica, con la visita a la enorme urbe que forma el condado de Los Ángeles (West Hollywood, Beverly Hills, Santa Mónica, el Downtown de L.A. , Venice Beach, Long Beach...), nos daba la oportunidad de pasar dos días alojados en el mítico transatlántico de 1936 el "Queen Mary", y además conoceríamos las cuatro islas principales sin que nos diera tiempo a aburrirnos, en el caso de que tuvieran poco que ofrecer. Aunque ahora ya puedo decir sin temor a equivocarme que las Islas de Hawaii tienen muchísimas cosas que ofrecer al visitante, tantas como para pasarse al menos tres semanas conociendo las maravillas naturales que depara cada isla. Y eso es lo que nosotros haremos en unos años, volver a Hawaii en avión y conocer en profundad cada una de las islas.
Después de tres vuelos y veinte horas de viaje llegábamos al aeropuerto internacional de Los Ángeles. Los trámites fronterizos y aduaneros fueron rápidos, supongo que debido a que en ese momento sólo estábamos los pasajeros de nuestro avión. Volamos a L.A. vía Londres en un jumbo 747 de British Airways en el que también viajaba el modelo español Andrés Velencoso (reseña que sobre todo interesará a las féminas). Nosotros por nuestra parte tuvimos la suerte de tener los primeros asientos que separan las clases, con lo que pudimos estar estirados a nuestras anchas. Teníamos reservado un coche de alquiler con GPS, algo casi obligatorio para moverse por esta enorme ciudad, y en poco más de media hora ya estábamos llegando al hotel "Queen Mary", en Long Beach. Impactante y maravilloso serían las palabras con lo que describirle, y más adelante le dedicaré una entrada para el solo, y lo que dio de si nuestra estancia en el Condado de Los Ángeles.
En este crucero por Hawaii de quince días de duración y con tantos días de navegación, de entre las diferentes opciones que teníamos nos decidimos por regresar de nuevo a Princess Cruises. El "Sapphire Princess" reunía las características por tamaño, las cinco piscinas (especialmente las de popa), la cubierta promenade transitable 360 grados, el gran número de ambientes para poder variar un poco, una buena calidad en comidas y atención bastante agradable por parte de la tripulación. En cuanto al funcionamiento del barco en si, es decir, atención de la tripulación, comidas y cenas, entretenimiento, etc...este crucero en el "Sapphire Princess" ha estado en la línea del que hicimos el pasado verano por las Islas Británicas en el "Caribbean Princess". Eso si, tal como intuíamos al tratarse de un crucero hacia Hawaii, el ambiente mucho más tranquilo, soso, y con una media de edad elevada, y donde se notaba además la mayoría de pasajeros canadienses y norteamericanos (con cerca del 92% del pasaje) en unas noches de gala donde la gente no se esmeraba en demasía en arreglarse. Como ventajas, no había problemas en conseguir tumbonas,piscinas y jacuzzis casi libres, y ni siquiera aglomeraciones en el bufet en los abundantes días de navegación. Y el resultado final fue lo esperado: un crucero satisfactorio.
La Bahía de Nawiliwili en la Isla de Kauai...impresionante, y con un aire que la asemeja a Bora Bora
De las islas ¿Qué decir? .... lugares paradisiacos con una naturaleza desbordante (volcanes, cascadas de agua, formaciones geológicas, playas de ensueño, arrecifes, distintos climas y vegetación totalmente diferentes en una misma isla), gentes cálidas y amables, y que se volcaban con nosotros para saciar su curiosidad al saber que éramos españoles. Hemos podido disfrutar de la maravillosa Isla de Kauai y del Cañón de Waimea, el mayor del Pacífico y con una paleta de colores impactante, del Volcán de Kilauea en la Gran Isla siempre amenazante, de la cosmopolita Honululu y sus atractivos, y de la única y maravillosa Isla de Maui y sus imponentes montañas. También hemos tenido la inmensa fortuna de tener ballenas jorobadas a un par de metros de la zódiac que contratamos en Maui, de ver juguetear a pequeños ballenatos alrededor nuestro, y como grandes machos saltaban fuera del agua y enseñaban casi en su totalidad sus mastodónticos cuerpos. Delfines que nos acompañaron a decenas en los primeros días de travesía transpacífica, y más tarde también en las islas de Hawaii, pelícanos que se lanzaban en picado al agua pescando a unas decenas de metros de nosotros, leones marinos jugueteando con el bulbo de la proa del "Sapphire Princess" cuando se encontraba atracado en puerto, o se ponían a hacer payasadas y piruetas acuáticas para el deleite del pasaje, o solitarios albatros planeando en mitad del Océano Pacífico a miles de millas de cualquier costa. Y además las islas disponen de lugares históricos más recientes, como la visita en Honolulu al cercano puerto de Pearl Harbor, y los restos de los buques y acorazados de guerra hundidos por los japoneses en un ataque sorpresa, con el memorial del USS Arizona como estrella, y que supuso el inicio de la guerra para los Estados Unidos. Curiosamente también se encuentra amarrado allí el acorazado USS Missouri, retirado como barco museo y donde se firmó la rendición del Imperio Japonés mientras permanecía fondeado en la Bahía de Tokio, lo que supuso el final de la Segunda Guerra Mundial. Dos importantes hechos históricos a penas separados por unos metros. Y yo he estado allí par verlo.
Maravilloso atardecer en la playa de Waikiki
Avistando ballenas jorobadas
Y para rematar un viaje redondo qué mejor que hacer una visita a una de las ciudades más interesantes de los Estados Unidos. La ciudad de los vientos, Chicago, nos recibió con frío pero con un resplandeciente sol, que hacía destacar una de las ciudades con la arquitectura más fascinante que conozco. Sirvan estas fotos como un aperitivo de las muchas que vendrán en futuras entradas.
El skyline de Chicago reflejado en el hielo del lago Michigan