- Hoy les voy a contar algo sobre “Barcelona en la postguerra”, una extraordinaria exposición que se inauguró hace unos meses y que permanecerá allí hasta el 30 de Junio.
Cuando vi el anuncio de la misma, no pude por menos que emocionarme. Mi padre (q.e.p.d.), un palentino nacido en Herrera de Valdecañas en 1920, fue uno de los miles de jóvenes que en 1938 fueron reclutados por el régimen franquista para acabar con la República, y fue uno de los que entraron en Barcelona en la batalla “final” de aquella guerra.
Uno de los recuerdos que conservo de mi niñez palentina es precisamente oírle contar anécdotas de la batalla del Ebro y de la entrada en Barcelona en Enero de 1939, algo que significó el final de la guerra y la implantación de la dictadura franquista; unos recuerdos que me han movido a escribir estas líneas, al enterarme de la exposición.
En ella se muestra la entrada de las tropas franquistas en la ciudad, a través de una amplia colección de fotografías, carteles, planos y documentos, y recoge también cómo vivió Barcelona durante los años de la guerra y el fin de la Barcelona catalanista, obrera y republicana. Ocupados militarmente, muchos barceloneses fueron reprimidos y movilizados a la fuerza, mientras que todo lo que fueron sus referencias políticas, sociales y culturales en los años anteriores a la guerra, se borraban del espacio público. La lengua catalana desapareció de las calles, de los carteles, de los diarios y las radios, de la vida pública; y durante los años siguientes, Barcelona fue reconstruida sólo en aquellos ámbitos que interesaban al régimen. “Barcelona en la posguerra” refleja, a partir de los documentos de la época que se han conservado en el Archivo Municipal de Barcelona, esta larga y dura situación a la que fue sometida la ciudad y sus habitantes.
En la presentación de la exposición se afirma que, setenta y cinco años después, el objetivo de la misma no es otro que dar un paso más para recuperar la memoria histórica de Barcelona, ejerciendo el derecho democrático que tiene cualquier pueblo a conocer su pasado con plena libertad y sentido crítico.
Ya lo saben, paisanos. Si vienen por aquí, no se pierdan una visita al maravilloso Castillo de Montjuïc. Además de visitar la exposición, podrán acceder a las instalaciones del castillo, al Museo Militar, y visitar el Teatro Griego; unas visitas que valen realmente la pena. Y ya de paso, si acceden al Castillo a través del teleférico, desde el puerto, en el “viaje” tendrán ocasión de disfrutar de unas espectaculares vistas de la ciudad. Se lo recomiendo de verdad.
De la sección del autor en "Curiosón": Del Cristo al Tibidabo.