Revista Creaciones

Una familia de Lekeitio inicia una recogida de tapones para reciclar y sufragar así un aparato ortopédico para su hijo con distrofia muscular

Por Bolsasarroz @nereamv84
Hace no mucho tiempo nos encontramos esta noticia y ya estamos recogiendo tapones, que un compañero lleva a Lekeitio pero en cualquier sitio ya lo están recogiendo Sólo hay que preguntar!
Ronan sufre distrofia muscular de Duchenne, una de las denominadas enfermedades raras, caracterizada por una debilidad progresiva y un deterioro de los músculos que controlan el movimiento. Sus pies ya no le sirven para caminar y necesita ayuda o apoyo mecánico para actividades en las que se precisan los brazos, las piernas o el tronco. A sus 11 años, sin embargo, se muestra muy ilusionado con la singular campaña que ha montado su familia.
Liderados por su madre, Gorosti Txopitea, una mujer acostumbrada a batallar por el bienestar de su hijo, han puesto en marcha una recogida masiva de tapones de envases con el objetivo de recaudar fondos para adquirir un bipedestador, una silla de ruedas que posibilita la posición erguida a pacientes con escasa o nula estabilidad. «Le permitiría estar de pie cinco o diez minutos al día y mantener recta la columna. Esto mejoraría el funcionamiento de órganos vitales como los riñones, la respiración y hasta el corazón», detalla la progenitora.
El precio de venta de estos aparatos, convertidos en parte importante de muchas terapias para estirar los músculos y evitar contracturas, oscila entre los 9.000 y 15.000 euros. Ante las sucesivas negativas de las administraciones públicas para poder sufragar la compra del aparato ortopédico, Txopitea decidió trasladar a Lekeitio la iniciativa de una amiga francesa: la venta de tapones para el reciclaje. Tras contactar con varias empresas del sector, llegó a un acuerdo con una firma de Mungia que le paga un total de 200 euros por tonelada.
Una familia de Lekeitio inicia una recogida de tapones para reciclar y sufragar así un aparato ortopédico para su hijo con distrofia muscular
La primera oleada de solidaridad se ha saldado con la recogida, hasta el momento, de cuatro toneladas de material de reciclaje. «Las envían desde ikastolas, residencias, bares, institutos... de Ondarroa, Gernika, Markina e incluso desde Bilbao. Tengo un local donde los guardo y, por suerte, se me está quedando pequeño», asegura emocionada. «Valen de todo tipo, de plástico, de champú, de leche, de agua...». Esperanzada ante la llegada de más género, trata de resolver el contratiempo que le ha surgido para el traslado del material. No quiere dinero, ni compasión. Sólo busca mejorar la calidad de vida de su hijo desde que en preescolar comenzó a presentar los primeros síntomas de la enfermedad.
La profesora detectó que el pequeño caminaba de manera insegura, le costaba correr, tenía dificultades para subir las escaleras y se mostraba un poco «torpe» en las clases de psicomotricidad. Las peores presagios de la familia se cumplieron cuando Ronan tenía cinco años y le diagnosticaron distrofia muscular de Duchenne. Desde entonces, el desorden degenerativo no le ha dado tregua. «Ya no puede permanecer de pie, pero es posible optimizar su calidad de vida y vamos a luchar por ello con todas nuestras fuerzas», reitera Gorosti, consciente de que la inactividad puede empeorar aún más el estado de su hijo. La enfermedad del pequeño lekeitiarra no tiene, por ahora, curación conocida y sus esperanzas recaen en la genética. Entretanto, Ronan batalla a diario para moverse con su silla eléctrica, ir a la ikastola y estar con los suyos.

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