una familia occidental encontró su hogar en Beijing

“SARAH SE CREE CHINA: UNA AVENTURA CULTURAL INOLVIDABLE”

Descubre cómo una familia occidental encontró su hogar en Beijing y rompió estereotipos culturales

La maestra de Sarah estaba visiblemente confundida. ¿Cómo podía una niña rubia y de piel tan pálida como la nieve afirmar ser china? Entre risas, su madre aclaró que aunque Sarah no era realmente china, no estaba tan equivocada: ella y su hermano Jack habían nacido en Beijing.

El Impacto de Beijing en una Familia Occidental

El nacimiento de Sarah y Jack en Beijing dejó una marca indeleble en sus identidades. Aunque ninguno de los padres es chino —la madre, una australiana de Perth, y el padre, un neozelandés convertido en australiano— los hijos están profundamente orgullosos de su lugar de nacimiento. A menudo, disfrutan de la reacción de sorpresa cuando cuentan su origen. “¡Beijing está en sus certificados de nacimiento!”

Sarah, en particular, a veces habla en mandarín y recuerda con cariño los lugares y amigos de Beijing. Este vínculo cultural ha influido tanto en su familia que incluso usan palabras en mandarín en su día a día, como llamar “xigua” a la sandía.

De la Reticencia a la Aventura: La Decisión de Mudarse a China

Antes de mudarse, el esposo mencionó varias ciudades posibles para trabajar: Londres, Toronto, Wellington, Los Ángeles y China. La respuesta de la esposa fue clara: “A China no, a cualquier otro lugar está bien.” Su desconocimiento sobre China era tan grande que no podía imaginar vivir allí. “¿Por qué China nunca había cruzado su mente?”

Seis meses después, se encontraban en Beijing, donde pasaron nueve años maravillosos. La llegada a Beijing fue una experiencia abrumadora. La esposa recuerda haber volado desde Hong Kong a Beijing, observando a una familia china que, con sus risas y movimiento constante, llenaba el avión de una energía vibrante y desordenada. “Nunca había visto algo así.”

La Vida Cotidiana en Beijing: Adaptación y Descubrimiento

La adaptación a Beijing fue un proceso gradual. La primera noche cenaron comida mexicana, una decisión sabia del esposo para evitar un choque cultural demasiado brusco. Con el tiempo, la familia empezó a explorar y familiarizarse con la vida local. La madre aprendió a manejar el transporte y las compras en el mercado, aunque con algunas dificultades lingüísticas al principio. “¿Quieres una bolsa?” era una pregunta que la dejaba perpleja en sus primeras visitas a la tienda.

El trabajo en una prestigiosa escuela internacional también expuso a la madre a la vida de otros expatriados, algunos de los cuales se aislaban en su burbuja anglófona, mientras que otros se sumergían en la cultura local. La familia hizo un poco de ambas cosas, pero siempre con la ayuda y guía de amigos locales que les mostraron el verdadero Beijing.

Reflexiones y Recuerdos: Nueve Años en Beijing

Al mirar atrás, los nueve años en Beijing fueron transformadores. Aunque hubo desafíos —como la burocracia y la barrera del idioma— las experiencias vividas y las amistades formadas fueron invaluables. A pesar de las iniciales reticencias, no cambiarían esos años por nada del mundo. “¿Quién diría que una aventura no deseada podría ser tan enriquecedora?”

Los niños, especialmente Sarah, continúan pidiendo regresar para visitar Beijing. Aunque por ahora prefieren esperar hasta que sean mayores y más capaces de manejar el estrés de viajar en China, la idea de mostrarles su lugar de nacimiento llena de ilusión a los padres.

“Viajar en China es estresante, pero no cambiarían su experiencia por nada.”

Beijing ofreció a esta familia una perspectiva global, una conexión profunda con una cultura diferente y un crecimiento personal y familiar que no habrían encontrado en su ciudad natal. “Cada experiencia, desde las risas con amigos hasta los retos del día a día, ha dejado una huella imborrable.”

Una Invitación a la Aventura

Para aquellos que tienen la oportunidad de vivir en el extranjero, especialmente en un lugar tan distinto como China, deberían aprovecharla sin dudar. Las experiencias y el crecimiento que trae consigo son incomparables. Y si alguna vez se encuentran en Beijing, no olviden probar las “xigua” y disfrutar de la vibrante cultura local.

“Aprovecha cada oportunidad de conocer el mundo. Las recompensas son inmensas y transformadoras.”