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Una fiera sin hambre

Publicado el 11 marzo 2014 por Squadraeterna @squadraeterna

 

Una fiera sin hambre

Ningún partido es sencillo si no llegas con hambre, con intensidad desde el inicio. Comerse el césped. Acosar al rival de tal manera que pueda sentir el  aliento cercano con solo tocar la pelota. Líneas que definen a la perfección lo que el F.C Barcelona se ha ido dejando desde la excelencia deportiva lograda con la llegada de Pep Guardiola. Fútbol por encima de nombres. Presión e intensidad desde el vestuario. Ganas de trofeos. Capacidad de superación. Innovación deportiva. Hambre.
El de Santpedor aterrizó desde Tercera División y al cabo de un año copaba las portadas y los elogios de la prensa internacional. Aquel Barça pasó a la historia, un conjunto de leyenda que empezó a forjarse con varias decisiones impopulares nada más que Pep se acomodó en su despacho. Decisiones claves para cambiar el rumbo de un barco que Rijkaard no supo manejar en el final de su brillante travesía.
  "Quiero alejarme. Podría seguir, pero sería perjudicial. Nos haríamos daño. Solo por el hecho de estar, esto corre peligro de tambalearse, por eso decido irme"
(Josep Guardiola) 
Y se fue. Y otros se quedaron. Saltó cuando vio que el timón se le escapaba, intentó evitar un naufragio anunciado, pero desde arriba se prefirió, obviando las necesidades del club, la marcha del técnico y el ascenso  de Tito, un parche ‘Guardiolista’ pero sin Pep, la continuidad de la idea pero sin la base de la misma. Una Liga camufló el desastre.  Decisiones necesarias en el momento necesario. Pero el pensamiento de los de que dirigen la nave no era puramente deportivo. Se erró en la cuenta y hoy se arrastran decimales. Lejos del fútbol de Tito o el cambió del ‘Tata’, hace dos cursos del fallo y el argentino aún no tenía ni su campeonato en Argentina.
En realidad no paso por aquí para ensalzar a Guardiola, quitar méritos a Tito o privar de responsabilidad a Martino. Ni siquiera para expresar mi absoluta discrepancia con la actual junta directiva y describir el nefasto trabajo de Zubizarreta, pero es evidente que el vasco defendía mejor el marco que planifica temporadas desde su sofá en Barna. Lo dicho, nada podemos hacer con Sandro Rosell, ahora de vacaciones para hacer frente a juicios más importantes, o con las cantidades del fichaje de Neymar, de los dos, de Neymar Jr y de Neymar padre. El objetivo es renovar la casa, el plantel que parece haber perdido el rumbo deportivo, optando por caminos que poco o nada se parecen a la pelota.
Evidentemente lo que se viene son sensaciones de un servidor que ha visto como los azulgranas se dejan las ganas de seguir luchando, algo parecido a lo que en su día sucedió con Ronnie o Deco. Guardiola se dio cuenta y Laporta y cía accederon a escuchar primero y a obedecer después.
Una fiera sin hambre

Dicho lo cual, lo primero sería un cambio drástico en la actual Junta, mucha polémica alrededor e imposibilidad de confianza, seguiríamos con Zubi, a priori el encargado de afrontar la planificaciones venideras y con resultados sonrojantes, lejos de títulos o posibilidad de ellos, errores como los de Thiago, Abidal o recientemente V.Valdés y quién sabe si Puyol, le delatan. A esto sumar una plantilla sin delanteros centros y si apuramos, sin centrales. Nefasto.
El banquillo sería la siguiente tarea. El ‘Tata’ Martino pagará los platos rotos de la mala gestión. Si bien, el rosarino, avalado por su sensacional trabajo en Sudamérica, no ha sabido imponer criterios ni dotar a los suyos de ese ansia necesaria para alcanzar la gloria. Parece que la plantilla llega en un estado de forma físico bueno y con buena parte de los suyos rodados para la causa, ahí el argentino supo trabajar. La falta de intensidad en muchos partidos le han hecho perder puntos valiosos a la par de sencillos –con todo el respeto a los rivales-. Ese hambre que no me canso de nombrar. Mucho más clarividente en sala de prensa que en sus decisiones a pie de campo. La plantilla no cree en él y es más sencillo acabar con uno que con 25. Ley no escrita y existente. Es así, esto es fútbol.
Para suplir al actual míster de los azulgranas, se busca un técnico conocedor de la casa y sabedor de la causa. Ganas, ideas claras y otra vez, hambre. Necesario mojarse nada más llegar. Fotos, sonrisas para las mismas, rueda de prensa, agradecimientos, declaraciones de intenciones y a tomar decisiones. Importante este último punto. La clave del nuevo proyecto. El kit de la cuestión.
En la portería se marcha un ídolo del barcelonismo y uno de los mejores porteros de la historia del club. Hombre de equipo y de los que van y dan la cara, en los últimos días a su modo. Víctor Valdés dice adiós, su lugar lo ocupará Ter Stegen, joven valor germano y uno de los guardametas con mayor proyección en el panorama actual. Saliendo del marco y junto al adiós del capitán, Carles Puyol, varios jugadores han perdido compromiso y su nivel en el campo ha bajado notablemente, sea por edad, minutos o por cuestión de ‘feeling’, con todos los títulos en sus vitrinas, un cambio de aires sería positivo tanto para el club, como para los propios jugadores, y hablamos, porqué no, de la marcha de pesos pesados, no sería una locura. La llegada de dos centrales, mínimo un refuerzo en medio campo y un delantero centro, otro ‘acierto’ de la dirección deportiva, se antoja vital. La mentira del falso nueve, válida y quizás necesaria con Leo Messi, ha tomado tales tintes que la actual plantilla del equipo no cuenta con un solo hombre de área. Tremendo. Y no hablamos de la llegada de un top mundial, hablamos de la ausencia de un perfil necesario en cualquier club del Mundo. No digamos de uno que opta a ganarlo todo.
Lo dicho. Cambio drástico para ese barco del que saltó Pep. Un naufragio que aún con títulos al final de curso, puede suceder, no dejará de ser otra persiana que distorsione la realidad, es la que es y el club necesita un lavado de cara desde el trono más alto. Esta situación no es desconocida y los resultados fueron excelentes. En su día llegó. Sin grandes nombres ni alardes, pero con hambre, mucha hambre. Toca despertar a la fiera.
"Siempre que llueve, escampa"
(Luis Aragonés)

 


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