Revista Humor

Una fiesta siniestra, relato

Por Déborah F. Muñoz @DeborahFMu

Nuevo relato corto hecho con las palabras que me han dado. Esta vez hay palabras para dos relatos e iré en orden de llegada. Así que para este relato usaré las de @rafaeldecimo (fiesta y funeral) y @catofigura (Inefable), mientras que para la próxima ronda usaré las de los compis de dhseed (talento, digital) y datahack (inteligencia artificial).
El relato ha quedado un poco extraño, pero bastante aceptable. ¿Qué os parece?

Donna estaba aburrida. Se suponía que estaba en una fiesta, pero era tan siniestra que más bien parecía un funeral. Había aceptado ir allí para acompañar a su mejor amiga pero, nada más entrar, ella se había marchado con el chico con el que pretendía ligar y la había dejado sola entre extraños que mantenían conversaciones en voz baja y la miraban de reojo.
Conforme pasaba el tiempo, el aburrimiento fue dando paso a un sentimiento inefable que se iba instalando en su interior. Era una tontería, pero empezó a pensar que algo malo le pasaría si seguía allí, así que salió en busca de su amiga y, al no dar con ella, le mandó un breve mensaje y se marchó de allí.
Los asistentes a la fiesta sonrieron cuando se marchó. Por fin podían empezar con el ritual. Solo necesitaban a una víctima, esa chica tonta que acompañaba a la joven que se había marchado, que ya estaba atada, amordazada y purificada. Pero tenían que hacer el ritual antes de medianoche y, de haberse quedado un poco más, no les habría quedado más remedio que matarla, comentaban.
-Por otro lado, esa chica sabe que su amiga ha estado aquí... y a lo mejor sería mejor hacerla desaparecer a ella también, para que no diga nada a la policía y den por hecho que se han fugado juntas.
Todos estuvieron de acuerdo y mandaron a los novatos a buscarla. Por suerte, la frecuencia con la que pasaba el autobús a esas horas era muy baja y la encontraron todavía en la parada, sola. Fue muy fácil reducirla y llevarla hasta la casa. La mantuvieron con vida un poco más; les parecía gracioso que viera morir a su amiga a manos del demonio al que invocaron. Su terror ayudaría a hacer más poderoso el ritual. Luego, cuando la bestia les concedió sus deseos y llegó la hora de acabar la fiesta, simplemente la estrangularon y escondieron ambos cadáveres donde nunca pudieran encontrarlos.


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