Revista Medio Ambiente

Una foca con mucha suerte

Por Davidalvarez
En la entrada anterior os comentaba el caso de la foca que lleva unas cuantas semanas en el puerto del Musel, en Xixón, y cómo había tenido la desgracia de quedar atrapada en un trozo de red que se le estaba incrustando en la cabeza y el cuello. En estos casos, las posibilidades de que un animal atrapado pueda liberarse por sus propios medios son mínimas, y si no se la captura para cortarle la red es prácticamente imposible que pueda sobrevivir.
Desde que se confirmó que estaba enganchada se hicieron varios intentos de atraparla, pero todos fueron infructosos, ya que es prácticamente imposible mientras está en el agua y no se la pudo encontrar en tierra mientras descansaba.
Una foca con mucha suerteCachorro de foca gris sin restos de aparejo. 20/01/14. Foto: Ricardo Bascoy
Pero lo que parecía imposible finalmente se produjo, y ayer a última hora, Ricardo Bascoy observó una foca que nadaba en la misma dársena y que no tenía restos de aparejos. Sólo quedaba confirmar que se trataba del mismo animal, ya que otra foca gris de la misma edad también estaba por el Musel, aunque frecuentaba otras zonas.
Al no tratarse de un animal marcado, solo era posible identificar al animal comparando las fotos de otros días y buscando marcas únicas. Esta técnica, que recibe el nombre de foto-identificación, se usa frecuentemente en los estudios con cetáceos, ya que estos animales presentan heridas o muescas en las aletas dorsales que obviamente nunca son exactamente iguales entre distintos individuos. Afortunadamente, al ver las fotos del otro día observamos que tenía una marca blanca en una de las narinas. Sólo hacia falta comparar las fotos.
Una foca con mucha suerteUna foca con mucha suerte
No había duda, se trataba del mismo ejemplar. En la foto de arriba, tomada el día 18 se ve la marca blanca y los restos de red sobre la cabeza. En la inferior, tomada por Ricardo ayer mismo, se aprecia la misma marca pero no hay restos del aparejo y lo único que se ve es una pequeña herida poco profunda detrás del ojo, que seguramente se ha producido por el roce del nylon.
Los animales nunca dejarán de sorprendernos y  hay veces en que lo que puede parecer imposible al final no lo es. Esta vez este pequeño cachorro tuvo suerte, mucha suerte. Ojalá nunca se vuelva a encontrar con un aparejo y pueda vivir hasta los 40 años, que es la esperanza de vida de su especie.
NOTA: quisiera agradecer a Ricardo Bascoy la cesión de las fotos y también darle las gracias a todas las personas que estuvieron dedicando muchas horas estos días a controlar y a intentar salvar a este animal. Es cierto que hay  personas capaces de apedrear y maltratar a un animal como este, pero también es cierto que hay otras muchas que afortunadamente nunca lo harían y que dedican mucho de su tiempo a protegerlos y a luchar por conservarlos. Los primeros tienen todo mi desprecio y los segundos toda mi admiración y respeto.

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