Hoy os quiero contar algo que vi ayer mientras leía un rato y que me sorprendió.Cuando nos enteramos de que íbamos a ser papás, en uno de nuestros días especiales decidí regalarle a mi marido un libro para que se sintiera más seguro como padre. Le regalé la “Guía para papás del cuidado del bebé” de Colin Cooper.Todo en esta guía parece estar bien, en orden, y está bastante bien, y aunque no comparto muchos de sus pensamientos son respetables.Pero ayer encontré el libro por ahí y me dio por leer el capítulo sobre la disciplina.Me llevé una desagradable sorpresa. Colin Cooper, aunque siempre dice que es la última opción y no se debería tener que hacer, defiende los cachetes y los azotes como “una posibilidad” de disciplina después de los 36 meses. Y si lo acabamos haciendo antes de esta edad, no hay que sentirse culpable.
Cito textualmente:
-“Si consigues evitar dar un azote durante el periodo desde los doce hasta los treinta y seis meses, lo estás haciendo bien. Seguro que a veces estás a punto, pero es un tema que tendrás que discutir con tu pareja antes de que tu hijo llegue a la edad este recurso sea una posibilidad, Tendréis que saber que piensa cada uno de vosotros sobre este tema y discutir la forma de llegar al punto límite. Si acaba por suceder, sin ninguna duda te sentirás culpable; en tal caso, sería bueno que hablarais de los sucedido, sin buscar culpables, para, con suerte, aprender del incidente. También es importante que si uno de vosotros da un azote al niño se disculpe, le de un abrazo y le diga cuánto le quiere”.-
Habla de que no está bien visto cachetear y que siempre hay que evitarlo, pero te dice cómo hacerlo para no “hacer daño al niño”:
-“La mayoría de los padres tienen la tentación de dar un cachete a su hijo en algún momento, y hay quien piensa que un pequeño cachete es una forma efectiva de tratar el mal comportamiento. En todo caso, sólo se debería utilizar como último recurso. En algunos países está prohibido, pero incluso si no fuera ilegal, existen poderosas razones para evitarlo. En primer lugar, se podría hacer daño al niño o perder el control de uno mismo. En segundo lugar, pegar no es efectivo, ya que el niño se acostumbra. Y en tercer lugar, puede inducir a tu hijo a utilizar comportamientos agresivos, ya que considerará que si tú se lo haces a él, debe de ser algo aceptable. Si alguna vez das un cachete a tu hijo, deberá ser justo en el momento de tener que regañarlo y muy ocasionalmente (…) y sólo cuando el resto de tácticas hayan fracasado. Sólo deberás emplear las manos y darle un único cachetito”-
Vale, hace entrever que azotar a nuestros hijos no es lo “más correcto”, pero no deja tajantemente claro que está mal.Según Colin Cooper entre el año y los tres años debemos “evitar” pegar a nuestros hijos, ¿y después?, ¿y antes?, ¿ por qué habla de los azotes como una posibilidad para educar?, si claro, es que es un recurso límite, si nada más funciona…¿seguro que usted, Señor Cooper, ha intentado arreglarlo de otro modo?. Deja entrever que si la pareja está de acuerdo es un recurso válido azotar a nuestros hijos. Y para colmo dice que si a algún padre se le escapa un azote no hay que buscar culpables. ¿Cómo que no?, tú eres el único culpable de pegar a tu hijo.Él le da fácil solución, le das un besito y le dices que lo quieres, ala, ya está, pero el azote ya está dado…Como inconvenientes de los azotes y los cachetes habla de que “los niños se acostumbran”, por lo que no es efectivo, y lo peor es que es verdad, por desgracia es así, los niños aprenden a vivir maltratados abandonándose a su suerte y siendo totalmente sumisos a lo que sus padres decidan hacer con ellos. Por eso métodos tan conocidos como el método Stivill para “enseñar” a dormir a los niños funcionan si se hace como explica, se trata de abandonar a nuestros hijos a su suerte y no atenderlos cuando nos necesitan, acaban rindiéndose y sabiendo que pase lo que pase sus padres no acudirán en su ayuda, de este método hablaremos otro día con más calma.Y para terminar, dice que si “lo tenemos que hacer” que sea en el momento que le regañemos y que sólo utilicemos las manos… señor Cooper, ¿también nos va a enseñar cómo pegar a nuestros hijos?, pero por favor, si no se quiere mojar no se meta en el río.En todo momento quiere hacer ver que no está de acuerdo con el maltrato pero por otra parte lo justifica.El maltrato infantil no es un recurso, es un mal en si mismo, es un aporte totalmente negativo a la educación, a la salud emocional y al futuro de nuestros hijos.
En fin, me pareció interesante compartir este tema con vosotros que como padres, seguro que estaréis interesados/as. Por eso quiero ir un poco más allá en el tema del maltrato infantil y hablaros sobre las consecuencias inmediatas y futuras del maltrato en nuestros hijos:
Se considera maltrato todo acto que como fin tenga consecuencias negativas para el niño aprovechando la situación de “poder” frente al niño inocente.
Se habla de cuatro tipos de maltrato:
- Maltrato físico, entiéndase como palizas, bofetadas, cachetes, azotes, pellizcos, zarandeos y todo tipo de agresión física hacia el niño.
- Maltrato psicológico: se entiende como la verbalización de insultos, menosprecios, vejaciones, humillaciones, etc. hacia el menor.
- Negligencia por falta de atención o abandono: Los padres ignoran al niño así como todas sus necesidades. No se ocupan ni de alimentarle, ni de vestirle así como de su higiene. No se ocupan de sus necesidades emocionales e incluso pueden llegar a abandonarlos completamente.
- Abusos sexuales: cuando los padres abusan sexualmente de sus hijos a través de la violación, exhibicionismo, masturbación o contándole al menor historias con contenido sexual.
Todos estos abusos y maltratos tienen unas consecuencias permanentes tanto físicas como emocionales en los niños:
- Sienten pánico, terror, impotencia y frustración severa ante los maltratadores.
- Las víctimas de maltratos físicos y abusos sufren lesiones de todo tipo, desde leves hasta muy graves, e incluso la muerte.
- No tienen autoestima, no se quieren a ellos mismos, sienten que no valen nada y que son los culpables de esos maltratos.
- Son tímidos.
- Rechazan todo contacto físico.
- Sienten miedo ante todo lo que les rodea.
- Algunos pueden ser hiperactivos con el fin de llamar nuestra atención hacia su problema.
- Sufren y sufrirán ansiedad y angustia permanente.
- Pueden tener episodios de depresión.
- Desconfían de todo el mundo.
- Sufren desorden de identidad, piensan que son tan malos que necesitan esos maltratos para ser mejores.
- Suelen ser niños y futuros adultos agresivos, con mayor tasa de delincuencia y vandalismo.
- De adultos suelen tener una actitud sumisa frente a su pareja y los demás.
- Carecen de las habilidades sociales necesarias para relacionarse de forma normal con otros niños y adultos.
- Está demostrado que los niños que sufren maltratos tienen un menor coeficiente intelectual.
- Suelen tener problemas y retrasos escolares.
- Las víctimas de abusos cuando son adultos son incapaces de mantener relaciones sexuales de manera normal.
- Tienden a repetir las acciones de sus padres con otros niños tomando la violencia como válida, y en un futuro pueden llegar a ser maltratadores.
Como veis no se saca nada bueno del maltrato infantil. Hace unos años recuerdo que venia de comprar cuando me crucé con una madre que llevaba a su hijo de cinco o seis añitos de la mano de un modo brusco, me llamó la atención y la observé. El niño en un momento dado le pidió a la madre una chuche, la primera vez ella le gritó diciéndole que no le iba a comprar nada. Al poco tiempo el niño le dijo que jo, que es que le apetecía una chuche, esta vez ella le respondió dándole una bofetada y un empujón. En ese momento toda la gente que estábamos por allí estuvimos alerta. Mucho me temo que este niño estaba acostumbrado a que lo tratara así, como hemos dicho antes, por lo que el pobre insistió entre lágrimas, él quería una chuche. Esta vez la mujer no fue tan “consideraba” por estar en público, empujó violentamente a su hijo y lo tiró al suelo, comenzó a darle patadas y puñetazos mientras le gritaba como una posesa que no le iba a comprar nada, por lo que todos nos tiramos encima de esa mujer para separarla de ese pobre niño indefenso e inocente que no podía defenderse lo más mínimo de su madre. La que se supone debería ser su protectora y su consuelo se había convertido en su verdugo.Por desgracia el maltrato infantil es más común de lo que parece, y seguramente esta mujer empezaría por darle un azote a su hijo para “educarlo” cuando era un bebé así se empieza…
Ya sé que pueda parecer exagerado que os cuente esto porque Cooper hable de los azotes y los cachetes, pero para mí todo eso también es maltrato. Evidentemente no es del mismo grado que una paliza o un abuso sexual, pero la persona que los utiliza para “educar” no va por buen camino.A veces sé que cuesta contenerse a dar un cachete pues muchos de nosotros hemos sido “educados” así, y por desgracia muchos han asumido ese comportamiento como el correcto con nuestros hijos y otros, como yo, aunque me cueste un mundo aceptarlo, aunque no esté nada de acuerdo en ese modo de educar, tenemos tan interiorizado ese modo de actuar que a veces ese comportamiento quiere salir a flote. Pero nunca hay que dejarlo salir, por nuestros hijos, hay que dejarnos llevar por el amor a nuestros hijos.
Necesitamos concienciar a la sociedad de que a los niños hay que educarlos con amor.Si defendemos a muerte que no se maltraten a las mujeres, ¿por qué no hacemos lo mismo con los niños? Con los niños se ve como un modo de educarlos quitándoles voz y voto desde pequeños, sin dales la oportunidad de escucharles ni de expresarse.Los niños tienen los mismos derechos que nosotros, y para mi entender aún más pues son nuestro futuro.No comprendo como puede haber gente capaz de maltratar a un ser tan vulnerable e inocente como lo son los niños. No se debería de tolerar.Defiendo con toda certeza que el mejor modo de educar y criar a nuestros hijos es dándole amor, cariño, calor, comprensión y confianza. Haciéndoles saber que siempre estaremos ahí para ellos y que pase lo que pase seguiremos siendo sus padres, esos que lo adoran y lo quieren más que a sus vidas.