Revista España

Una fuga de película en el corazón de Madrid

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Hoy os quiero traer uno de esos secretos que llevan siglos deambulando por uno de los lugares más famosos de Madrid, una de esas situaciones que rozan lo novelesco, que bailan entre dos aguas, entre la realidad y la leyenda, y que nos remiten a un espacio por todos conocidos, la Plaza de la Villa. En ella aconteció una fuga que hoy interpretaríamos de película.

Este secreto de Madrid cuenta con dos ingredientes fundamentales, por un lado su protagonista, el que fuese Secretario del Rey Felipe III, Antonio Pérez, y un escenario como es la Casa Palacio de Cisneros, un precioso edificio ubicado en la Plaza de la Villa y que se construyó en el año 1537. Esta edificación, cuyo acceso original estaba por su fachada plateresca que da a la Calle Sacramento, tiene en su currículum el haber dado alojamiento a muchos tipos ilustres, uno de ellos es el citado Antonio Pérez, quien en su momento fue uno de los hombres más decisivos de España, dada la gran influencia que ejercía en el monarca, y que tuvo una auténtica vida de novela.

Este señor, del Siglo XVI, de cuyo carácter dicen era extremadamente arrogante y polémico, estaba detrás de las muchas conjuras y traiciones que se producían en la Corte. Su cabeza manejaba no pocos de los hilos que que movían todos los asuntos políticos y relevantes de aquella España. En el año 1567 fue nombrado Consejero de Estado y fue adquiriendo poder y poder hasta que cayó en desgracia. Ya sabéis que estos embrollos cortesanos, tan pronto estabas en la cima del poder, como terminabas confinado en un lúgubre calabozo. Y eso, más o menos, fue lo que le ocurrió a este señor, detenido en 1579 y recluido en una celda algo mejor y acorde a su estatus, el mencionado Palacio de Cisneros. ¿El motivo? Fue acusado de estar involucrado en el asesinato de Juan de Escobedo, Secretario de Don Juan de Austria y de traición a la corona.

Antonio Pérez logró escapar de su cautiverio y poner rumbo a Zaragoza. Lo mejor de todo fue el modus operandi de su huida y aquí viene el verdadero secreto de esta ocasión. Al parecer, en cierta ocasión acudió a visitarle su mujer quien, como tantas otras veces, fue a ver a su marido acompañada por una de sus criadas. Pero aquella no era una visita más. Aquel día todo estaba organizado y sincronizado para que Antonio Pérez abrazase la libertad de nuevo ¿Y cómo lo hizo? Pues intercambiando su ropaje con el de la criada de su mujer y saliendo del Palacio tapándose la cara con cierta discreción. Un truco sencillo pero efectivo. Así, ante los ojos de los guardias y del resto de la gente logró protagonizar una de las más ingeniosas e insólitas fugas que se recuerdan en la Villa y Corte. Una huída de película en el corazón de Madrid.

Una fuga de película en el corazón de Madrid

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