Que si el Barça no juega bien, que a Guardiola se le acaban las ideas, que los rivales conocen la fórmula para pararlos. Un día Villa tiene ansiedad y no iguala números de Eto’o o Ibrahimovic. Otro día, a Bojan le pesa el 9. Al siguiente, Valdés es cuestionado; Piqué está lento; Puyol y Xavi, mayores…
Los aficionados al fútbol nos mal acostumbramos a ver partidos memorables. Táctica, técnica, precisión y lluvia de goles. La temporada 2008/09 fue para enmarcar. La siguiente fue muy buena, pero no se pudo igualar la hazaña.
Ahora, en la tercera temporada de Guardiola en los banquillos, los culés han cedido ya 5 puntos en el Camp Nou (ante el Hércules y Mallorca), 3 más que en toda la campaña pasada.
El juego es bueno. No es excelente, pero la gran mayoría de equipos querrían estar en su situación. Las críticas han llegado más rápido que los halagos de antaño. Ni antes eran tan buenos ni ahora tan malos. Simplemente, un equipo determinado cuajó una excelente temporada, fruto de muchos factores. Guardiola ya avanzó que es un acto casi imposible de repetir, pero nadie le hizo caso. Era más fácil criticar de nuevo. Esta vez al míster. Antes, el mejor; ahora, “arrogante que mea colonia”.
Aún queda mucha temporada por delante y quién sabe cómo finalizará. En cualquier caso, deberíamos ser conscientes, ahora más que nunca, que una gesta es una gesta. Y quizá es el momento de empezar a comprender lo extraordinario de aquella temporada y poco repetible.