La grave incertidumbre política, el crecimiento lento y crónico y el nivel de deuda soberana que actualmente ronda el 160% del PIB ya son suficientes para que Italia desencadene una crisis de la deuda. Y no hay una resolución plausible que no genere riesgos y complicaciones adicionales.
El PIB per cápita de Italia en 2018 es aproximadamente un 8% inferior a su nivel en 2007, el año anterior a la crisis financiera mundial que desencadenó la Gran Recesión. Y las proyecciones del F.M.I. para 2023 sugieren que Italia aún no se habrá recuperado por completo de las pérdidas acumuladas de producción de la última década. Carmen M.Reinhart
La gravísima situación italiana, cuya economía permanece casi inmutable, sin mejoras, desde que empezó la crisis, puede dar un giro a peor, provocando una nueva batalla del euro. Y por descontado afectará a España.
Demasiado grande para caer, una decena de veces mayor que Grecia, demasiado grande para ser rescatada. No descarten ninguna posibilidad, incluida su salida del euro, momentánea o permanente, o la división de dos grupos de países en la eurozona, como se contempló en la crisis Griega y de los otros sureños Italia, España y Portugal. Ni siquiera descarten temblores en la banca alemana, DeutscheBank está en la cuerda floja, anuncia miles de despidos.
La deuda italiana es enorme, sin posibilidades de pago, aumentando los riesgos día a día, mientras los inversores se lanzan a intentar ganar los últimos tramos de pasta antes de la caída. Antes del euro su potente industria ya daba síntomas de agotamiento, estancados en su productividad, la globalización llevó la competencia de los emergentes a rebajar el poder de los países desarrollados, los occidentales, aquellos que surgieron triunfadores tras la II Guerra Mundial. En la crisis Europa cayó, sus clases medias y su aristocracia obrera disminuyó su fuerza mientras aumentaban las clases medias de los emergentes asiáticos, latinoamericanos y norteafricanos. El euro terminó siendo una camisa de fuerza para aquellos países acostumbrados a devaluar para adaptarse, caso de España e Italia, que así resolvían problemas antiguamente. Ahora no depende de ellos. Y el BCE anuncia el final del programa de compra de deuda comunitaria que salvó a España e Italia, y al resto. Y los tipos de interés subiendo en EEUU, suben el dólar y los capitales mundiales salen de los emergentes para ir a EEUU, tormenta en los emergentes que tiran hacia abajo la economía mundial perjudicando las exportaciones europeas, españolas e italianas. Y en Europa no tardarán muchos trimestres en subir. Y Trump aumentando los riesgos globales. Y petróleo en 80 $.