La semana pasa se abrió una herida muy grande. De repente, en una sola tarde encontré respuestas a muchas preguntas que llevo meses haciéndome, buscando la raíz para poder ayudar a solucionarlo pero sin dar con ella. Muchos de ustedes conocen de comportamientos atípicos en el peque que me preocupaban bastante, como destrozo de material escolar, recortes con tijera en todo lo que pillaba… el problema de las tareas escolares donde nunca apuntaba sus deberes completos, y algunas cosillas más. Pues la semana pasada a modo “boom” se agolparon respuestas en mi cabeza. Respuestas muy lógicas, tanto, que no me explico cómo he podido ser tan ciega, cómo he podido no verlo, cómo ha pasado este tiempo sin darme cuenta a pesar de haber leído tanto sobre las posibles señales.
Todo se desencadenó en una tarde de las más normales, estando en casa. En una de nuestras conversaciones el peque me comenta que la profesora ha dicho que quien no aprobase plástica, suspendería también música, y que él plástica no lo aprobaría. Sorprendida por su afirmación le pregunto que por qué dice eso, a lo que me responde que él no sabe pintar. Más sorprendida aún le pregunto que de dónde se saca eso, que él sí sabe pintar… y su respuesta es que todos los niños de su clase se lo dicen. En este momento me quedo entre sorprendida y mosqueada por lo que el niño acaba de comentar, y le animo e intento hacerle entender que eso no es así, que él sabe hacerlo muy bien y repasamos juntos sus dibujos para que él mismo lo vea.
Con suerte esa misma tarde tenía la tutoría de padres para hablar con la profesora el tema de los deberes que el peque nunca apunta, estando siempre atrasado respecto a sus compañeros como ya dije en este post. Pero ese día mi prioridad cambió. Más que tratar las tareas que lleva para casa me centré mucho más en cómo se estaba relacionando el niño con sus compañeros. Ante mi pregunta e interés la respuesta de su profesora es que ciertamente el niño no se estaba relacionando con casi nadie en clase. Ahí ya sí aumentó mi preocupación pues G es un niño muy sociable, pero la profesora no pudo decirme más al respecto, aunque sinceramente no entiendo que se detecte algo así y no se indague por parte del profesorado, pero en ése momento yo necesitaba obtener y relacionar información. Le hablé de lo que sus compañeros le habían dicho sobre que no sabía pintar, y reconoció que igual ella le estaba nombrando más de lo normal, y además le tenía justo pegado a su mesa. Aparte de todo esto, aplica un sistema que no me gusta nada, y es que para corregirse la tarea lo hacen los propios niños intercambiando sus libretas. Estos sistemas si bien es cierto que pueden ser de ayuda y unión en algunos momentos o casos, sí observo que puede generar más problemas en un caso como el que está pasando mi hijo, pues da pie a más “marginación” o comentarios negativos si no tiene algo correcto o simplemente no gusta lo que se ve. También hay que tener cuidado con lo mencionado por la profesora de nombrarle más de la cuenta, hay muchas formas de hacer las cosas y hay que saber prevenir como educadores este tipo de circunstancias.
A todo lo comentado G ha pasado a estar más alejado de la profesora, más integrado en el grupo de clase. Pero al llegar a casa y seguir indagando con el peque sobre la situación con sus compañeros ( es muy muy difícil sacarle prenda a pesar de tener buenos diálogos con él), se decide a contarmelo que realmente sucede. Y es que en las horas de recreo mi niño es insultado, no quieren jugar con él, le dicen que es el peor de la clase y en muchos casos ha sido golpeado. Efectivamente las veces que llegaba a casa con raspaduras, moretones e incluso un chichón enorme en la cabeza era que le empujaban y tiraban y no que se caía como él me contaba. Ciertamente esto debí como mínimo sospecharlo y barajar la posibilidad, pero también es cierto que G va corriendo siempre sin mirar por dónde anda y perfectamente podían haber sido caídas.
Pero bueno, después de toda las situaciones mencionadas un boom se desató en mi cabeza sin poder pararlo. Y empecé a entender que sus destrozos y recortes perfectamente pueden deberse a la rabia contenida en las mañanas si el niño está pasando por algo así, al igual que el estar constantemente molestando a su hermana. También entiendo que el tema de no apuntar los deberes puede ser realmente a posta, pero por evitar el ir al patio ya que si no los lleva hechos ese día se queda sin patio. Creo que mi niño lo ha usado como vía de escape y método de defensa.
Así que con las asociaciones hechas me planto en el colegio al día siguiente a primera hora para comentarlo, y que se tenga en cuenta esta situación, y a la vez hablar mucho con G para que entienda que no debe sentir miedo y necesitamos que nos diga la verdad de todo lo que pase.
Por el momento la hora del recreo está siendo mucho más controlada, aunque a final de semana me comentó que un compañero volvió a golpearle pero que esta vez sí se lo dijo a la profesora (antes no lo hacía porque le amenazaban con golpearle más). También he estado con la orientadora del centro para comentarle la situación que estamos viviendo para que también nos ayude un poco a encontrar soluciones, y me ha asegurado que se va a tener en cuenta y que trabajará con él. Aparte quiere volver a abrir el asunto del TDAH, cosa que personalmente no me convence pues como ya he dicho, a pesar de que sí pueda cumplir muchos síntomas yo no creo que tenga relación, pero nunca está de más otra opinión.
Por ahora una vez conocido lo que está sucediendo y teniendo más control en el patio puedo decir que he notado una gran mejoría tanto en casa como en el colegio, incluso está apuntando sus tareas por completo. Pero esto ciertamente no está solucionado, sólo es el inicio de un largo camino que tenemos por delante, pero confío en nosotros y sé que lo vamos a lograr.
Por otro lado me gustaría recordar que cuando tenemos niños en edad escolar nunca está de más indagar un poco si llega con arañazos o supuestas caídas, que no les pase como a mí que hoy en día la culpa me está comiendo. Aunque parezca fácil decirlo y detectarlo ciertamente no lo es, simplemente no se te pasa por la cabeza que tu pequeño pueda estar viviendo ese infierno, pero efectivamente sucede. Y una vez que se conoce es más fácil trabajarlo y ayudarle, no hay que tener miedo, no es una vergüenza… es simplemente un problema que encima está causado por terceras personas.
En estos días atrás por pura necesidad de desahogo lo he comentado en mi círculo más cercano. Tanto con personas que han pasado por esa situación personalmente, como con madres que la han vivido con sus hijos, como con personas que nunca lo han vivido. Y ciertamente alguna persona me ha comentado que por qué él no lo devuelve. Es cierto que G tiene cuerpo y fuerza de sobra para defenderse, pero no creo que sea la solución y comportarse así sólo le haría igual que esos niños. Yo llevo casi ocho años educándole en lo contrario y ahora no puedo tirar por tierra todo este tiempo porque alguien le pegue, mi obligación es enseñarle que hay otras vías sanas para solucionar el problema aunque requieran de más tiempo. No puedo enseñarle que a golpes se puede conseguir lo que uno quiera, pues eso es lo que le diría si le animo a devolver ese cachete.
En fin que ando ausente básicamente porque no son tiempos fáciles para nosotros, pero tampoco quería dejar de compartir con todos lo que estamos viviendo y el por qué de tantas preguntas sin respuestas que ya anteriormente compartí. Al menos hoy sí conozco el problema y nos encontramos trabajando juntos para superarlo y salir de ello.