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Una historia de indios...

Publicado el 22 septiembre 2011 por Ruben85 @Rumenez

   Hoy me costó un huevo y parte del otro levantarme, las siete de la mañana ya no está echa para mi (Sobre todo porque apenas dormí seis horas). Medio dormido y de mal humor, me tomé un café y poco después arranqué mi coche para sumergirme en mi aventura semanal, de recargar el bar y vender a comerciantes. Llegué hasta el mayorista de Utrera, aparqué mi peugeot y al bajarme me introduje las manos en el bolsillo y eché a andar como de costumbre. No tardé en jugar con las cosillas del bolsillo, la cartera, el móvil, las llaves, otras llaves...
Una historia de indios...
"Oh, no" Exclamé para mis adentros "Soy idiota" Pensé, pues me había llevado las llaves del bar, con lo cual no podría abrir nadie. Fastidiado me monté en el coche. Me encaminé de nuevo a Los Palacios, suave con la velocidad, ¿Pues de que sirve alterarse, si el daño ya estaba echo? Sintonicé una emisora de radio, me apetecía oir algo y los locutores contaban una historia que me gustó y me pareció muy original. Perdí la mañana por mi olvido, además del madrugón y del gasto en vano de gasóleo... Pero bien merecida fue la inversión con la historia que se regaló a mis oídos...
Una historia de indios...
   Él se llamaba Toro Celoso, ella Gata Rabiosa.. Se conocieron junto al río, mientras ella lavaba ropa y él cazaba ciervos. Fue tal flechazo, se quedaron impregnados el uno del otro. Ambos sabían que las bodas eran concertadas, no podían ser pareja sin más. Pero a escondidas se veían a diario. El soñaba con acariciarla, ella con probar sus labios.
   Seguía pasando el tiempo y en su poblado llamado "Colonia Exterminada por Salvajes Armados hasta los dientes" todo el mundo conocía de su amor feroz y ardiente, que parecía no tener fin. A veces se perdían por los hermosos valles verdes y florientes, en los que crecían girasoles que coloreaban de amarillo la bella primavera....
   El caso es que cansados de llevar una vida de incógnito fueron a ver al jefe de la tribu, que se llamaba, "Dog al revés" Y era el sabio más sabiondo de todo el mundo.
   "Maestro" Dijo Toro Celoso "Nos amamos y queremos casarnos y compartir una vida juntos" El gran sabio los miró a ambos y pensativo les dijo.
"Esta bien, os permitiré casaros siempre y cuando completéis una prueba"
   Era costumbre de la tribu el completar misiones o pruebas para alcanzar un estatus. "¿Cual será nuestra prueba venerable?" El sabio se tocó con la mano la barbilla y pensó durante un buen rato.
   "Tú, Toro Celoso, debes cazar un Halcón con una simple red y traérmelo, esa será tu prueba" El joven se alegró de tener esa prueba, pues no la encontró nada difícil.
   "Tú, Gata Rabiosa, irás por los bosques y cazaras un águila imperial, solamente utilizando una red" Ella se gratificó, aunque no estaba acostumbrada a cazar, preguntó en la aldea y le enseñaron como debía hacer para poder cazarlo.
Una historia de indios...   Varios días después ambos volvieron a la choza del sabio con sus respectivos trofeos.
"¿Ahora ya podemos casarnos?" Preguntó Gata Rabiosa intrigada.
El sabio los miró y sin decir palabras cogió el halcón y ató su pata a la pata del águila. Luego los soltó. Los animales intentaron alzar su vuelo cayendo inmediatamente al suelo. Intentaron varias veces sin éxito. Comenzaron a caminar dándose trompazos con todo ya que no se ponían de acuerdo y al cabo de un rato, empezaron a picotearse el uno al otro.
   "¿Veis esas dos aves?"  Ambos jóvenes asintieron. "Por eso no podéis casaros, vuestras almas no van juntas, si os amarrarais, ninguno podréis volar por el mundo ni alcanzar los sueños individuales. Viviríais arrastrándoos por la vida y terminarías haciéndoos daño el uno al otro.

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