No os voy a engañar, me fijé en ella por ser la obra que se llevó el II Premio de Literatura Infantil Ciudad de Málaga y por el mismo motivo por el que la elegí, la comencé con desconfianza. Sí, los ganadores de certámenes literarios no son lo mío, siempre tiendo a quedarme con los finalistas, no sé bien la razón. Martes veraniego para Fede quiere ser pirata de Pablo Aranda.
Fede, a sus cuatro años, quiere ser un lobo de mar. Su sueño es tener un gran barco, un loro parlanchín sobre su hombro y compartir timón con Marga, su compañera de clase. Pero Fede no está seguro de que pueda ser un pirata hecho y derecho porque tiene las dos piernas. Todo el mundo sabe que los dueños de tesoros, que llevan calaveras a modo de banderas, tienen una pierna de palo.
Así, cuando llega un alumno nuevo, Sergio, a su aula, Fede siente un gusanillo en su panza: el "nuevo" tiene una pierna ortopédica lo que lo convierte en un pirata y para colmo, parece que Marga y él se llevan a las mil maravillas.
Pero el pequeño protagonista tiene también otras cosas en las que pensar porque, ¿cómo va a ser todo un surcador de mares si todavía no sabe bañarse solo y tiene miedo por las noches?
El primer libro infantil de Pablo Aranda, está bien escrito y tiene su salero, aunque esa gracia se deje notar más a partir de la mitad de la novela. Las ilustraciones que acompañan a la historia, firmadas por Esther Gómez Madrid, harán que pequeños y mayores disfruten un poquito más. En todas ellas por cierto, el color azul, no podía ser de otra forma, es el protagonista. También me ha llamado la atención que el autor invite al lector a que escriba en el libro. Es algo que yo no he hecho, soy incapaz de escribir en un libro que no sea el de texto. No obstante, es una buena forma de hacer partícipe de la historia al pequeño devorad@r.
A pesar de haberos dicho que iba a ser sincera, lo cierto es que no os he dicho toda la verdad. Empecé este libro de piratas buenos también movida por la curiosidad, una curiosidad que iba más allá de la normal. Conocía la pluma de Aranda más de oída que de otra cosa, aunque esta no es la primera vez que pruebo sus letras. Y es que, allá por el 2003 me decidí por una de sus novelas, la cual abandoné cuando llevaba unas cuantas páginas. La otra ciudad, así es como se llama, y yo no casábamos bien. Tras esta experiencia, le daré una segunda oportunidad aunque no sé cuánto tiempo esperará más ese libro que lleva casi una década, y se dice pronto, esperando a ser terminado.
En definitiva, y volviendo a los piratas, un libro recomendable por esos valores que encierra en su interior: el quererse a uno mismo tal como se es y la amistad. Y es que, Fede no tendrá que surcar mares para encontrar tesoros, pues los tiene más cerca de lo que él cree.
Agradecimientos Anaya