LO MEJOR DE NUESTRAS VIDAS
data: http://www.imdb.com/title/tt1937118
En enero de 2003, cuando éramos “Super Chatarra Special”, comentamos una muy fresca película, con un elenco delicioso, y un director prometedor. La película era “Piso compartido” y la crítica está en este enlace:
http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/febrero2003/um0302_1.htm
Un puñado de estudiantes comunitarios en un hostel de Barcelona, el comienzo de la vida en un viaje iniciático que mezcla razas y culturas.
Tres años después, ya en las páginas de “Libreta Chatarra”, vino la continuación de esa historia con “Las muñecas rusas”. Ésta es la crítica:
http://libretachatarra.blogspot.com.ar/2006/01/amor-comunitario.html
Bueno, hace unos días se estrenó en Buenos Aires, la tercera parte de la saga, con el horrible título de “Lo mejor de nuestras vidas”, traducción que (mal) reemplaza al original “Rompecabezas chino”. Y aquí nos enteramos que ha sido de Xavier Rousseau, el joven protagonista, casado con Wendy al final de “Las muñecas rusas”. Nos encontramos con las vueltas que da la vida (vueltas que a veces terminan en círculos), con nuestro héroe en los 40, convencido de que arruinó su vida y que debe volver a empezar.
“Lo mejor…” empieza con el divorcio de Xavier y su viaje a Nueva York, donde se establece, dándole la espalda al éxito de su primer libro, para estar junto a sus hijos que se han ido con la madre del otro lado del Atlántico. La película es la adaptación de Xavier a una nueva vida, a una nueva ciudad.
El guión del director Cédric Kaplisch reúne los mismos vicios y virtudes que los dos episodios anteriores: fresca, imaginativa, con diálogos ingeniosos, un elenco notable, baches varios y algunos finales convencionales. Pero la historia convence, básicamente por la sencilla eficacia de los personajes. Pese a los años, siguen siendo los mismos pibes que vimos en Barcelona.
Detrás de la comedia leve, hay algunas líneas que se repiten como ecos de esta generación globalizada. Es una generación que se interrelaciona con jóvenes de otros países. Su vida es una vida de muchos idiomas, lugares, viajes, culturas. Y cuando los años pasan, esos cruces dejan las heridas de las fronteras. Los romances fracasados, cuando hay hijos de por medio, sufren el mal de la distancia. El remedio es que esta generación se ha acostumbrado a levantar la carpa y empezar en otro lado, aunque haya que comenzar todo desde cero, como si se tuviera 18 años.
A esa generación globalizada la mueve el amor. Xavier no duda en radicarse en un país extraño, con una lengua ajena, dejando una muy buena posibilidad profesional en Francia, para estar cerca de sus hijos. Es mucho más de lo que hizo su padre. Y eso se pregunta el protagonista cuando su padre lo visita en Nueva York y pasan una tarde sin decirse mucho, porque no se conocen lo suficiente para hablar de ellos.
La otra reflexión es que, en este capítulo, la crisis económica de la Comunidad Económica opera en segundo plano. Los chicos deben emigrar a Estados Unidos, al otro lado del mar. Si el clima de “Piso compartido” es la novedad de la Comunidad Económica, en esta etapa se ha perdido ese fulgor y el protagonista lucha en el asfalto neoyorquino, buscando su lugar bajo el sol.
Tienen algo a favor: el concepto de nación está menos arraigado en ellos. Son ciudadanos del mundo y, finalmente, el hogar está donde se ama.
El protagonista empieza con una certeza: lo complicada que es su vida. Y en algún momento, Martine, el personaje que interpreta Audrey Tautou, le responde con simpleza: “¡Se nota que no vives en China!”. La vida siempre es complicada, en todos lados. Y a veces hasta es menos complicado de lo que parece.
Para los que siguieron las peripecias de estos chicos, desde la Barcelona de “Piso compartido”, no hace falta decirles que este capítulo es una cita obligada. Para los otros, aunque se hayan perdido el inicial, podrán entender esta historia que, sin romper el molde, los hace pasar un buen momento.
Mañana, las mejores frases.