Revista Mundo animal

Una historia para reflexionar

Por Emercadotecnia

Cada día que amanece, el número de tontos crece. Esa afirmación gratuita, aprendida en mi más tierna infancia, ha sido corroborada en múltiples ocasiones por la que suscribe a lo largo de su corta vida. Y lo que me queda, porque calva me quedaré de ver tanta crueldad e injusticia.

Perrita Abandonada en la Calle

Nací en la calle, bajo un arbusto, mientras que conmigo salieron mis cuatro hermanos igualitos que mamá, yo he salido a padre, blanca y rechoncha de pequeña y más tarde estilizada y de orejas, patas y rabo marrón oscuro mientras que el resto del cuerpo se tornaba del color de un caramelo de tofe. Yo imagino que a todos los cachorros de todas las especies les atacan enfermedades, pero a nosotros fue devastador; murieron tres de mis hermanos y el que me quedaba desapareció.

Yo procuraba ayudar a madre cuanto podía, de todos es sabido que las hembras somos más fuertes, y me metía en todos los contenedores que podía para conseguir algo de comer e intentar alegrarla. Hasta que un sábado, sin previo aviso, buscando en un contenedor lleno de cena unos chicos persiguieron a mi madre que corrió alejándoles de mí hasta que la alcanzaron y allí mismo, a golpes, acabaron con ella.

Yo tuve más suerte, cerraron el contenedor pensando que el camión me trituraría. Estuve gritando toda la noche hasta que al cabo de muchas horas, muerta de miedo y afónica, la tapa se abrió y una mujer se asomó al oírme antes de echar la bolsa dentro. Me tomó en sus brazos y yo, asustada, bufé todo lo que pude para advertirle que soy muy peligrosa, llena de uñas y dientes. Pero ella me tranquilizó, acarició mi cabecita y allí mismo, entre su ropa, me dormí.

Todos los días vemos que los hombres se matan, que tiran a sus cachorros a los contenedores (yo misma vi a uno una vez), que maltratan a quien está con ellos incondicionalmente. Pero al mismo tiempo hay quien ve a un animal y no puede quedarse indiferente: o lleva un poco de comida, o crea asociaciones, o colabora dando lo que puede, su tiempo, su dinero o simplemente una mantita para el invierno. Esto está dedicado a todos ellos, especialmente a las Asociaciones Protectoras de Animales y Plantas que sufren un constante boicot como la de Salamanca, solamente porque quieren construir y enriquecerse con el beneplácito de un personajillo que suele pasar el tiempo dentro del ayuntamiento.

También me acuerdo de aquellos que, contra viento y marea, pelean hasta el agotamiento por nosotros, a todos ellos, gracias. Y a ti, por leer esto, también. Yo deseo a todos los que no valoran la vida que sobrevivan a sus hijos, sientan morir a sus hermanos poco a poco y vean a su madre perseguida y asustada entre risas, acorralada e indefensa. Y si no quisiera tanto a cierta persona yo misma desenterraría el hacha de guerra y llamaría a todos a concienciar a esos bestias. Pero no puedo dejarla sola; ella cree que me salvó pero en realidad, ¿qué haría sin mí? Y sobre todo: ¿cómo apartarme de la calefacción? Purrr…. www.protectorasalmantina.org


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