Revista En Femenino
Una história personal
Es normal que vivamos obsesionadas por el control, creyendo que lo tenemos sobre nuestra vida, nuestras circunstancias e incluso nuestro porvenir, vivimos en una sociedad que nos ha enseñado una nueva palabra: "empoderamiento", un concepto que nos lleva a realmente sentirnos fuertes, decididas, autónomas, y a confiar en nuestros recursos, en nuestras capacidades y nuestros planes. La sociedad nos hace creer que podemos tener el control sobre absolutamente todas las áreas de nuestra vida, nos ha elevado al punto más alto del edificio para luego soltarnos y ver como nos estrellamos contra el suelo. Es una analogía un poco fuerte, lo se, pero es lo que usualmente suele pasar cuando en medio de las circunstancias creemos tener el control de nuestras vidas y de pronto un imprevisto de salud, una decisión de otra persona, una expectativa derribada, relaciones difíciles de pareja, amistad o en el trabajo, situaciones que se salen de nuestro control, y que en ocasiones no dependen de nosotras, nos dejan fuera de base, hemos puesto nuestra confianza en el lugar equivocado, el lugar que por naturaleza siempre nos va a traicionar, nuestro corazón.
"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?Jeremias 17:9
He sido de las que creyó por mucho tiempo esta mentira, fundamentando muchas cosas de mi vida en mis capacidades, en mis planes, en mis talentos, en mis deseos, por lo general los resultados muy pocas veces fueron lo que en principio pensé.
Después de un fracaso ya sea amoroso, laboral o personal siempre entramos en duda, en desconfianza y en temor, una palabra que se volvió un sentimiento constante en mi vida.
Cuando tenía 18 años siempre manifesté mi deseo de ser madre y "declaré" que sería antes de los 30 años, pues argumenté muy bien esta decisión basada en mis expectativas de vida, a los 27 me encontraba atravesando por un momento difícil que para no entrar en detalles simplemente me alejaba de mi plan cada vez más, el temor se apoderó de mí, el no poder ver mi meta cumplida me llenó de desconfianza y de incertidumbre, había estado en lo alto del edificio y había llegado allí gracias a mí y a el como veía todo lo que me proponía cumplido. Que error... lo que yo veía como la cima no era más que la caída directa al suelo, lenta pero segura.
A los 30 años por la Gracias de Dios me casé y ese deseó volvió a tomar fuerza en mi mente, pero un dictamen medico de ovarios poliquísticos me devolvía hacia la ruta del temor y me ha mantenido en ese miedo, en ese dolor y en esa impotencia de no poder tener el control sobre mi cuerpo.
Hace unos días en mi intimidad con Dios oraba y lloraba por esta situación, el temor de que los años sigan pasando y no lo logre me agobiaba. PERO, y es un pero con mayúsculas por que Dios en su amor infinito hacia nosotras me recordaba a través del rey Josafat su grandeza, su majestad, su poder.
Estudiando 2 Crónicas 20 encontré 6 puntos para vencer el temor, ese temor que se apodera de nosotras y no nos deja ser libres completamente, estoy segura que esta historia mía no es tu mismo caso, pero si puedo estar segura que todas hemos tenido esa sensación de tener el control, de perderlo y en cambio vivir presas del temor, del miedo a volver a fracasar, de volver a caer contra el suelo.
La buena noticia es que Dios nos conoce, el nos creó, el conoce tu corazón y el mío y nos ha dejado instrucciones en la Biblia, su palabra para poder enfrentarnos y vencer en el nombre de Cristo.
Las invito a leer y a abrir la Biblia en 2 crónicas 20, este capítulo nos narra unos acontecimientos que ponen a prueba a Josafat y a su pueblo Judá y encontramos 6 actitudes de Josafat que llevan a su pueblo a vencer el temor y salir victoriosos.
6 PASOS PARA VENCER EL TEMOR
1. Responder apropiadamente (espiritualmnte)
En los primeros versículos vemos como dos pueblos enemigos del pueblo de Judá (moabitas y amonitas) hacen una alianza para ir a la guerra y destruir a Josafat y su pueblo, ¿como no iba a temer Josafat si los doblaban en número sin mencionar su falta de experticia en asuntos de guerra?
Pero en los versículos 3 y 4 encontramos una actitud de Josafat que nos lleva a la reflexión, en medio de la angustia y el temor su reacción es humillarse y consultar con Dios, e hizo entrar a todo el pueblo en ORACIÓN Y AYUNO.
Debemos dirigirnos a Dios en momentos de temor, con humildad y sabiendo que el SÍ tiene el control sobre toda circunstancia. Tenemos dos armas poderosas que son la oración y el ayuno pero no las usamos.
¿A quién nos dirigimos cuando nos encontramos en medio de angustia, incertidumbre, tristeza o temor?
2. Reconocer su grandeza y creer en sus promesas
En los versículos del 6 al 12 encontramos como Josafat en medio de su oración reconoce a Dios en varios aspectos: SU SOBERANÍA v6, EL PACTO DE DIOS v7, LA PRESENCIA DE DIOS v8 y 9, LA BONDAD DE DIOS v10, LA POSESIÓN DE DIOS v11, ABSOLUTA DEPENDENCIA v12.
Josafat apeló a las promesas de Dios, creyó en lo que Jehová había dicho sobre su pueblo y se aferró con fe sin dudar en ningún momento sobre las soberanía de Dios.
Es nuestra oración el momento perfecto para rendir nuestro corazón y reconocer delante de Dios nuestras limitaciones, reconocer su soberanía y entregarle a Dios todas nuestras ansiedades, cargas y angustias, el sabe mejor como lidiar con eso que nosotras mismas, es la oración el momento de humillar nuestra vida a Dios, eso incluye deseos, planes, metas, (el sueño de ser madre), y creer en sus promesas, en su palabra, confiar en su poder y darle gloria aún en medio del temor
¿Reconocemos su grandeza y creemos en sus promesas, o nos seguimos aferrando a los deseos de nuestro corazón y a nuestras capacidades para controlar las circunstancias que causan temor?
3. Estar quietas y ver la victoria de Dios en nuestras vidas
En ese instante cuando Josafat había declarado ayuno nacional, y todo el pueblo buscaba a Dios en oración y súplica, la respuesta de Dios llego por medio de un profeta llamado Jahaziel (v13 al 17), quién en nombre de Jehová hace saber a su pueblo que esa es su guerra y no de Josafat ni del pueblo que no hay razón para temer, la guerras es de Dios y así mismo sucede en nuestras vidas, es Dios quién peleará esa batalla y nos entregará la victoria en medio de las circunstancias que nos generan temor.
No es por nuestras fuerzas, no importa que tanto tengamos el control de la situación, nuestros esfuerzos humanos no son nada al lado de la soberanía divina de nuestro salvador.
¿Sabías que tenemos un Dios milagroso, que abre caminos, cumple sus promesas y es luz en medio de las tinieblas?
"Estad quietos y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra"Salmos 46:10
4. Alabar con fe
Josafat y el pueblo estaban tan confiados en la promesa de victoria que les había hecho Dios que antes de recibirla alabaron con danza, con canto, con júbilo, estaban gozosos (v18 al 21), se pusieron sus mejores trajes y salieron a la batalla celebrando la victoria que Dios les había prometido.
Somos tan testarudas que aún habiendo recibido la promesa de salvación, dudamos y preferimos poner nuestros ojos en las cosas de este mundo, en lo que se ve, en lo que falla, en lo que tiene fecha de caducidad, en los hombres, en una relación, en un trabajo, en los médicos, en un dictamen, en un título universitario, en nosotras mismas. Todas esas cosas nos defraudan, se acaban, se pierden.
He tenido que bajar mi cabeza y pedir perdón a Dios, por no creer, por no confiar, he tenido que reconocer en mi caso personal que él es mi creador, él conoce que sucede en mi interior, mi sistema de reproducción fue diseñado por él y estoy segura que el se gloriará en esta situación, cambiar mi temor por confianza, estar gozosa en todo momento, dejar mis cargas a sus pies y empezar a alabarlo aún en medio de lo que para mi es una circunstancia de dolor, creer en sus promesas y confiar.
¿Y tú ya tomaste la decisión de entregar tu vida a Dios, entregar esas circunstancias de temor y permitir que él las cambie por gozo?
5. Alabar en la victoria
De la misma manera que salieron alabando, regresaron con la victoria en sus manos, nunca se perdió el gozo (v 25 al 28)
Sólo Dios puede cambiar nuestro temor por gozo, nuestra vida debe ser una celebración constante de lo que Cristo hizo por nosotras en la cruz, nos ha liberado, nos ha dado la victoria, nos ha salvado y nos ha hecho nuevas, no creamos en las mentiras que este mundo nos quiere meter en la cabeza, esas mentiras solo nos traen tristeza y aflicción.
"Porque el gozo de Jehová es vuestra fuerza"Nehemías 8:10b
6. Dar la gloria a Dios públicamente
Como resultado de la victoria que el rey Josafat tuvo ante los pueblos enemigos todas las otras naciones se enteraron de lo sucedido y tuvieron respeto por Jehová de la misma manera que sucedió cuando el pueblo de Israel fue liberado de Egipto.
Cuando Dios obra en nuestras vidas de manera sorprendente, no debemos quedarnos con esa gloria, esa gloria nos aplasta por que el hombre no esta diseñado para recibir la gloria que le pertenece a Dios, es nuestro deber direccionar la gloria a Dios y dar a conocer sus maravillas.
Como resultado de la actitud de Josafat, su reino y todo su pueblo tuvo paz (v30) el temor fue transformado y vencido.
Estos pasos nos permiten entender más la soberanía de Dios, y reconocer que el control de las situaciones no depende de nosotras ni de nuestro "empoderamiento" ni de nuestra sabiduría humana, debemos devolverle el control de nuestra vida a Dios y estaremos seguras, y gozosas de que en aun en medio de las situaciones difíciles él esta obrando su perfecta voluntad.
Termino este post con este versículo que me ha regalado la palabra de Dios y que me permite en momentos de angustia recordar que su paz mantiene vigilando las intenciones de mi corazón y mis pensamientos por que he decidido confiar en él y depositar mi ansiedad y el control de mi vida en él.
Ya no soy esclava del temor, tengo la paz de Dios, esa que la sabiduría humana no alcanza a comprender.
Dios las bendiga!