Revista Opinión

Una historia triste de Valladolid

Publicado el 18 diciembre 2009 por Elhombredelpiruli
Una historia triste de Valladolid

A María José la conozco desde hace casi 26 años. Por entonces era una jovencita vital que trabajaba como secretaria en un despacho de abogados de Valladolid y tenía toda una vida por delante, llena de ilusiones, siempre en compañía de su novio, Ramón.

A Francisco Javier León de la Riva lo conocí por esas mismas fechas. Era ginecólogo y un hombre que desarrollaba su carrera política dentro de los sindicatos médicos de la ciudad. Mi relación con él fue escasa y se limitó a la estrictamente necesaria entre un político y un periodista que comparten ruedas de prensa de vez en cuando.

Al poco de conocerla, a María José la diagnosticaron una terrible enfermedad: esclerosis múltiple. Un mal que te va devorando el sistema nervioso poco a poco, acabando con tus capacidades motrices hasta postrarte en una silla de ruedas de por vida.

Cuando abandoné Valladolid, cuatro años después, Francisco Javier León de la Riva era consejero de Cultura y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León en el primer gobierno de José María Aznar. Por esta razón (porque me fui, no porque formara parte del gobierno Aznar) dejé de tratarlo. A María José, no. Sigue siendo amiga mía y he asistido en la distancia a su deterioro físico a lo largo de estos larguísimos 26 años.

Pese a estar ya en silla de ruedas, tuvo el valor de casarse en 1995 y tener un hijo poco después. Ramón, su marido, sigue a su lado igual que el primer día, volcado en ella y en Ramoncín. Las atenciones que requiere su esposa enferma le han absorbido toda su existencia, todas sus fuerzas y toda su atención. Por eso, para él el trabajo fuera de casa pasó a segundo plano. No pudo ascender en la escala laboral en la medida de sus capacidades ni de sus merecimientos, no obtuvo ni el reconocimiento ni el éxito. Tampoco lo necesitaba, quizá ni siquiera lo ansiaba. Solo quería hacer feliz a su mujer ya su hijo.

En las visitas regulares que he hecho a Valladolid en estos años solo en una tuve ocasión de volver a cruzar unas palabras con Francisco Javier León de la Riva. Fue en 2002, cuando gané la 49 edición del premio de novela Ateneo-Ciudad de Valladolid. Él era el alcalde y me entregó el cheque. Durante mi intervención de agradecimiento ante los invitados en una cena de postín dije que en aquella ciudad me encontraba como en casa porque allí me hice hombre, no solo por una serie de circunstancias vitales que no voy a repetir aquí, sino porque la ciudad estaba patas arriba con las obras, igual que mi Madrid. Después, el alcalde, en su respuesta, me sugirió que para acabar antes las obras cediera parte del importe del premio. Todo en broma.

Una historia triste de Valladolid

Hoy, Francisco Javier León de la Riva sigue siendo el alcalde de Valladolid, y María José tiene una dependencia grave y necesita ayuda para todo. No puede mover más que la cabeza. Va de la silla de ruedas a la cama y de la cama a la silla de ruedas. Siempre con ayuda porque la esclerosis le ha devorado casi por completo el sistema nervioso. Pese a todo, ella mantiene las mismas ganas de vivir que cuando la conocí, en aquel lejano invierno de 1984.

Una asistente, social facilitada por el ayuntamiento, acude a diario a su casa para levantarla y hacerle las tareas matutinas de la casa, ya que su marido está en el trabajo y no puede atenderla. En total, 90 horas mensuales, que forman parte del servicio público de Teleasistencia y de Ayuda a Domicilio que el ayuntamiento de Valladolid le presta desde 2007. Por esta ayuda, María José paga 146,18 euros al mes, una cantidad razonable a pesar de que Ramón es mileuristay el único que aporta ingresos a la unidad familiar.

Pero, oh, fatalidad, ha recibido una carta del ayuntamiento que gobierno Francisco Javier León de la Riva en la que le comunican que a partir del 1 de enero de 2010, esa misma prestación pasará a costarle 612,64 euros. Es decir, el precio se incrementa en más del CUATROCIENTOS POR CIEN. Concretamente, el 419,09%.

María José no puede pagar tanto. Está deprimida. El ayuntamiento ha logrado lo que no pudieron 26 años de durísima enfermedad. Ha recurrido y le han contestado que la subida se debe a que los ayuntamientos y diputaciones de Castilla y León han iniciado un proceso de “homologación de la prestación” de tales servicios para que las tarifas sean iguales en toda la comunidad autónoma. Le llaman homologar a una subida del cuatrocientos por cien.

Ramón ha acudido en persona al ayuntamiento y un funcionario le ha dicho que si gana más de esa cantidad (612,64 euros) sí puede pagarla. Ramón le pregunta de qué comerán entonces, cómo pagarán la casa, el colegio del niño…El funcionario se encoge de hombros.

¿Cuántos estarán en su situación?

Todavía confío en una intervención personal de Francisco Javier León de la Riva, aunque aquella noche de 2002 me hiciera el sueco y no le entregara la mitad de mi premio para que terminara las obras.

¡Ah, se me olvidaba, hoy es el día Nacional de la Esclerosis Múltiple, una enfermedad neurológica crónica que afecta en España a 40.000 personas, especialmente a mujeres jóvenes, y de la que no se conoce cura.


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