Christina les reveló su gran amor por los animales y les habló de su perro Tucker, mezcla de labrador y gran danés, que estaba enfermo.
Tucker tiene que ser operado debido a que se había tragado una pelota de plástico duro. No sabía cómo iba a ser capaz de pagar los gastos veterinarios de su mascota.Les dijo que no podía pagar los gastos de hospital veterinario, ya estaba trabajando en tres empleos para poder mantener a su familia. La pareja decidió echarle una mano. Acabaron de cenar y tras tomar unas copas pidieron la cuenta, a la que añadieron una propina de 1.000 dólares.
Christina entró en shock total y les dijo que no podía aceptar tal cantidad de dinero, pero el hombre le dijo que era un honor ayudar a pagar los gastos veterinarios de su mascota. Abrazó a los dos desconocidos que tanto le estaban ayudando.La cirugía de Tucker fue un éxito y ahora está en casa recuperándose, todo gracias a la amabilidad de los dos extraños.
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